Nueva York en esta época del año es más lenta de lo normal. Más tráfico, más personas por las calles, tiendas repletas de gente gastándose todo sus ahorros para tener regalos bajo el árbol y lo peor de todo, largas, larguísimas colas de espera y bueno no podemos olvidarnos que puede que no encuentres lo que quieres llevarte porque lo han agotado.
—Asco de Navidad.— Digo mientras miro la parte de los chocolates y solo quedan los de almendras.
—¿Qué te pasa?—
—¡Solo quedan chocolates rellenos de almendras!—
—¿Y qué pasa?—
—¡Odio las almendras! ¿Quién se puede comer eso con chocolate?—
—¡Yo!— Le miro con cara de espanto.
—¡Qué horror!—El ríe.
Coge dos chocolates y lo coloca en su cesta.
—¿Llevas mucho tiempo siendo vecina de mi abuela?—
—Como dos año, más o menos.—
—¿Y cómo os conocisteis? Digo porque no vivís en el mismo edificio, es más complicado hacerte conocido de la persona de enfrente.—
—Tú abuela es muy buena escuchando y nunca viene mal compañía cuando te sientes sola y bueno sus comidas nos hicieron más fácil el trabajo.—
—Le harás mucha compañía.—
—En realidad, es mutuo. Ella comparte sus galletas y yo vino y nos sentamos en la ventana durante horas hablando y compartiendo consejos, bueno más ella que yo. Recuerdo la primera vez que vino a mí apartamento me obligó a limpiarlo o sino decía que no entraba.—
—Muy típico de mi abuela.—Ambos reímos.
—Vivo sola y ella igual, somos buena compañía una para la otra. Antes fumaba mucho y si te soy sincera creo que lo dejé por tu abuela, un día así sin más me dijo lo pronto que podía morir si seguía fumando como lo estaba haciendo hasta ese entonces. Ahora solo lo hago cuando estoy muy estresada, tú abuela me ha ayudado mucho en eso. Me había independizado hace poco y era la primera vez que estaba completamente sola, mi familia estaba a dos horas de mí, mis amigos vivían en el centro y bueno básicamente eso... creo que estoy hablando demasiado, perdón, soy muy charlatana.—
—No, no te preocupes me gusta la gente charlatana y más la que hace que mi abuela este menos triste.—
—La señora Donson habla muy poco de vosotros, solo dice que tiene un hijo bastante bueno y una horrible bruja de hija.—
—Mi madre es la horrible bruja de hija.—
—Oh vaya...—
—No se llevan muy bien desde la muerte de mi abuelo, como creo que ya sabrás.—
—Bueno sé algunas cosas, no te creas que tantas, tampoco soy muy buena recordando cosas, me acordaba de un nieto baboso que siempre que va a verla intenta ligar conmigo y hablaba también de otro que apenas por no decir nunca venía a verla.—
—El baboso es mi hermano Kobi.—Se ríe.—Yo soy Josh. El que nunca viene a verla...—Su rostro se ha vuelto serio.
Se hace un silencio un poco incomodo.
—Verás Taylor, no soy de Nueva York y por eso y por...—Le interrumpo.
—Oye no hace falta que me des explicaciones, siento si te he ofendido.—
—No pero si es la verdad, no la veo apenas, Kobi le compro un móvil para hacer Face-Time con ella pero siempre acabo llamándola por el teléfono fijo porque el otro no sabe ni cómo ponerlo a cargar.—Sonríe.—No venía mucho a verla porque trabajaba como sino hubiera un mañana y mi ex pareja no es que se llevara muy bien con mi familia, mi abuela la odiaba. He perdido ya mucho tiempo de mi vida estando con gente que no merece la pena y haciendo cosas que no me gustan. He cogido vacaciones y pasaré aquí toda la Navidad junto a ella.—
ESTÁS LEYENDO
Mentiras para Navidad.
HumorCuando Taylor consigue independizarse de sus padres creyentes, no pensaba lo duro que sería la vida adulta pero era todo lo que deseaba alejarse del pueblo y de esos religiosos. Pero parece que Jesucristo está en su destino. Cuando un beso con su me...