18 Final

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Enero 2021

“Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos… Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida a su lado…

Y dicen que hay un otro gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y les impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejará de intentarlo… Se rendirán y buscarán a esa otra persona que acabarán encontrando...

Pero les aseguro que no pasarán una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más…

Todos saben de qué estoy hablando, porque mientras estaban leyendo esto, les ha venido su nombre a la cabeza.

Se librarán de él o de ella, dejarán de sufrir, conseguirán encontrar la paz (le sustituirán por la calma), pero les aseguro que no pasará un día en que deseen que estuviera aquí para perturbarlos.

Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias”.



Cerró el libro de Coelho, definitivamente no tuvo que volver a leer ese párrafo. Los recuerdos lo atacaron llenando su memoria de nostalgia.

Levantó la mirada sintiendo la brisa marina despeinar su cabello, sus lentes de sol distorsionaban los colores naturales del dia veraniego. El cielo estaba despejado y la espuma del mar se secaba entre la arena.

Dejó a un lado el libro que le regaló Nam hace un tiempo y miró el cielo azul con tonos naranjas junto a unas cuantas nubes blancas y esponjosas dibujando el paisaje.

El sol ya estaba bajando anticipando un ocaso.

Un ocaso.

Si pudiera traer de vuelta esos momentos a su vida lo haría sin dudarlo dos veces. Cada ocaso ha tenido un valor fundamental y ha marcado sus más preciados recuerdos viendo el sol esconderse detrás del mar.

Un castillo en la arena llama su atención, un par de niños están jugando a un lado del agua, temerosos de que alguna ola se lleve su más valiosa creación, al menos durante los últimos veinte minutos.

Seokjin no necesita ser un genio para descifrar la sonrisa que se dibuja en su rostro al ver a esos pequeños. Algún día querría una familia también, querría casarse, vivir en la playa y ver todos los días la puesta de sol.

Y sus dudas sobre si eso sería posible comenzaban a asustarlo.

Miró sus manos vacías, su dedo anular añorando llevar un anillo. No pudo evitar recordar hace casi dos años, cuando le regresó el anillo a su ex prometido.

Jaehwan había sido un regalo del cielo, un puente al verano, un ciclo inolvidable. Y se sentía feliz al saber que su antiguo jefe ahora vivía felizmente casado con la secretaria Kang.

No está muy seguro de cómo pasó eso o en qué momento pasó. Realmente no necesitó pedir detalles sobre el asunto, pero se conformaba con saber qué vivían felices y comían perdices en su gran agencia.

La agencia... Él hubiera deseado conservar su trabajo, pero supo desde el momento en que se soltaron de ese abrazo en la terraza, que estaba desempleado.

Aunque le costó un tiempo aceptarlo, Jaehwan lo recomendó en una muy buena agencia y ahora era Director Creativo en su lugar de trabajo. La paga no era tan exageradamente buena como en Lee Publicity, pero era bastante más arriba del promedio. No podía quejarse de su situación laboral.

Sempiterno - Jintae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora