Para ti

CAPÍTULO 1- Parte 1

- Aquí es.

Hitoe y su padre caminaron hasta detenerse ante el extraño solar que había abandonado en pleno centro de la ciudad. El hombre contempló el edificio que se solamente se erguía ante sus ojos, allí donde la gente de a pie veía simplemente un espacio vacío.

- De modo que en tu sueño aquí había una escuela -dijo- y en esa escuela ocurrió algo muy desagradable.

La joven asintió afligida con la cabeza.

- Siento una energía muy intensa en este lugar- susurró con los ojos cerrados-. Aquí no se puede edificar. Ni la más simple construcción podría sostenerse. ¿Te consta si algún día alguien tratase de levantar un edificio aquí, papá?

Su padre observó el edificio, invisible a ojos de su hija.

- Nunca.

Hitoe volvió a abrir los ojos.

- Tengo un mal presentimiento -dijo la chica-. Aquí hay una fuerza oscura muy fuerte. Y mi sueño de esta noche... ha sido tan real...

La chica inclinó la cabeza para ocultar su rostro con la melena, de modo que su padre no pudiese verla sollozar. Él la miró comprensivo, recordando la complicada situación en la que se vio envuelta su hija meses atrás

- No todos tus sueños se han cumplido -sentenció su padre-. El destino de las personas no está escrito. El destino nos lo creamos nosotros mismos en el día a día. En cierto modo nuestra realidad está más o menos predeterminada, pero son las pequeñas y las grandes decisiones que tomamos a diario las que guían el rumbo de nuestro camino. No le des más vueltas. Si casualmente te ves envuelta en algo relacionado con este terreno, créeme que haré lo que esté en mi mano para ayudarte. De momento, ya estás matriculada en el instituto en el que estudian los chicos que aparecieron en tu sueño. Ahora deja que las cosas fluyan a su ritmo y disfruta de esta nueva etapa de tu vida. Vámonos, te invito a cenar.

Hitoe se enjugó las lágrimas en el momento en que su padre le puso una mano en el hombro para apartarla del lugar. Aquel gesto le hizo sentir segura, pero ignoraba que su padre tenía planes para ella. Antes de marcharse de allí con su hija, Akira Yamada volvió la vista una vez más a la escuela de magos en la que había estudiado de niño.