Capítulo 11: Escuchar las mismas palabras y no comprenderlas.

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Escuchaba los mismos sermones en Parahell cada momento: "No te equivoques, no es lo que parece". "No existe el color gris, es blanco o negro". "Hay dos caminos, escoge uno".

"Si eres un término medio te escupo de mi boca".

Cero.

Elizabeth comenzaba a sentir el peso de creer en algo que no veía. En algo que decían estaba allí, así que para encajar en el único entorno que conocía comenzó a mentir. Juraba que había algo allí aunque nunca lo hubo sentido.

"Tengo miedo de no creer, porque no creo sobrevivir si no creo en algo".

—La familia ha sido predestinada desde antes de venir al mundo. No podemos cambiar quien será nuestra madre o con quien viviremos hasta el último día de nuestras vidas.

—¿Y qué pasa con quienes no forman una familia? —Eli hizo la pregunta en clase para no quedarse dormida al haber sido despertada tan temprano.

—No alcanzan la exaltación.

—Pero no hicieron nada malo.

—Tampoco fue lo mejor —el profesor estaba un tanto malhumorado—. La salvación es individual pero la exaltación es familiar.

"¿Y sí tu familia hace daño?", no se atrevió a preguntar. Su rostro lucía distorsionado, era una forma de representar la desesperación en los vid. Elián suspiró por el agotamiento de llevar tiempo viendo las grabaciones.

—Oh, vamos —una nueva persona elegante trataba de sembrar sus creencias en Eli—. Dime, si quisieras construir tu propia casa y tienes todos los materiales frente a ti, tales como "tubos, tuercas, madera, ladrillos", ¿lo harías tú sola desde cero? ¿Construirías tu hogar, tu vida, en medio de la nada sin tener conocimiento de los materiales? Tal vez con prueba y error, pero sería brutalmente difícil. ¿No escogerías buscar entre tus contactos y llamar a alguien que sepa de construcción? Esa persona está dispuesta a ayudarte, solo necesitas darle lo que pide. ¿La llamarías, cierto? El precio no es alto si se trata de construir tu vida. A qué sí, ¿cierto? Dime, Elizabeth, lo harías, ¿VERDAD?

Asintió asustada por la presión de la seguridad que tenía aquella persona. Estuvo asustada de decir en voz alta "si no puedo construirla la dejaría. No haría una casa, dormiría en un lugar ya construido que pueda rentar temporalmente y si no tengo dinero prefiero morir".

—Ya nos despedí. Volveremos al pueblo, Elizabeth. El trabajo no me da lo suficiente para seguir en la ciudad. Lo siento por tus clases de cocina, aprenderás mejor con tu abuela. —Las palabras de su padre se oían difusas.

Los colores del vid eran desesperantes. Brillaban de a momentos y de pronto lucían quemados. A veces subía de forma repentina el sonido y me hacía respingar en mi asiento. En varias ocasiones Elián detuvo mi silla para que no cayera detrás.

—Estoy realmente confundido. —Murmuré, apretando los párpados mientras dejaba escapar un suspiro.

—Eres extraño, Cero —las palabras de Elián no subieron mis ánimos—. ¿Cómo vas con la escritura adánica? Dime qué la has estado estudiando y no te he enseñado en vano.

—Voy a un ritmo lento pero veo progreso. —Aclaré, soltando una fuerte respiración agotada.

—No te creo. —Balbuceó, pausando el vid—, vamos a la ciudad, solo has salido una vez y viste muy poco.

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⏰ Última actualización: Mar 25, 2020 ⏰

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