Capitulo Dos: Hot Dogs y recuerdos agridulces

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Los árboles pasaban con rapidez a los ojos de Kevin. Iba por las calles con una velocidad que a cualquier mayor de edad le daría un paro cardíaco, no iba a 180km por hora pero tampoco iba precisamente como una tortuga. Él era ese tipo de personas que no podía perder tiempo, así que si tú le decías a Kevin que fuera a una fiesta a las 7:00pm (aunque todos sabemos que nadie va a esa hora), él estará ahí a las 6:59pm. Aunque el iba a esa velocidad, le gustaba apreciar el paisaje que tenía detrás de la ventana del vehículo.

Con la música adecuada para el momento y bien alta, Kevin no pudo distraer su mente para evitar recordar a su amiga de la infancia Rebecca, así que se las ingenió para pensar solo en el pasado lejano, una jugada astuta de su parte. Sin apartar la vista del camino, recordó su vida en el jardín de niños, en ese tiempo no era tan popular ni tenía intenciones de hacerlo, con tal que su papá no se le olvidara su muñeco de Batman y su pancakes de merienda junto a su bebida chocolatada todo le parecía la mejor etapa de su vida.

En el jardín de niños estaba repleta de árboles y gramas para que los niños pudieran estar en donde se les plazca con supervisión adecuada, luego de un día de enseñanzas, los maestros salían con sus alumnos para el patio para que disfrutaran su recreo. Jugaba con los otros niños con poco interés o simplemente no disfrutaba demasiado, puesto que le resultaba más reconfortante estar apartado. A esto no le pareció muy bien a una niña porque no quería ver a nadie "estando solito" lo que hizo fue a reclamarle como si de mamá fuera.

El pequeño e inocente Kevin estaba jugando con su Batman en el tobogán sin preocupaciones, tenía a la espalda a todos los demás. Agachado, vio una sombra más oscura que el del propio traje del muñeco lo que le hizo voltear para ver de quien se tratara, para su sorpresa, era a esa niña que no le importaba interrumpir a los maestros cuando éstos daban dictado para todo el grupo.

-Niño, que haces aquí solito?- dijo gentilmente la dulce Rebecca.

Sin embargo, Kevin no le quitó la duda a Rebecca puesto que no le respondió. Y como si de una mosca se tratase, se volteó de nuevo para jugar con el muñeco. Rebecca no entendía la aptitud o el comportamiento del muchacho así que le tocó el hombro para preguntárselo "gentilmente"

-Oye, te estoy hablando.- dijo con cierta brusquedad la confundida Rebecca. Como no volteaba el niño, ella se puso al frente de él para observarlo fijamente. Kevin, además de sentirse incomodo, se preguntaba porqué una niña rubia de ojos verdes, que tenía más habilidad social que él, molestaría un mocoso pelo castaño, flaco con más negros que un carbón y una destreza social nula. Trató de comprender pero sus esfuerzos fueron en vano. En un intento de hablar, abrió la boca para decirle que se fuera pero no emitió sonido alguno. Rebecca lo miro curiosamente y después dijo:

-Ahhhh ya veo, no sabes habla'.- dijo Rebecca orgullosa de su gran descubrimiento.- No importa, mi mami dice que yo tampoco sabía habla' pero lueo' sé.

Kevin milagrosamente entendió todo lo que dijo la pequeña. Ningún niño había venido a verlo después de clases con anterioridad, excepto aquella vez que un niño le trajo su envase de comida que había olvidado en el aula. Por primera vez en semanas vio que alguien quería hablar con él y probablemente jugar con él también.

S.... Si.- respondió Kevin tratando de hablar.- Si se.... Hablar.

Rebecca escuchó lo que dijo, a la vez de entristecerse porque pensaba que iba a tener su primer amigo mudo.

-Ok. Oye, te vas a subir al tobogán?

-N-No

-Entonces quítate que yo si quiero

Manual de como ser un InfelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora