Alex- parte 2

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Sola- Jessie Reyes.

Hay amores que llegan, algunos de repente y algunos que siempre estuvieron ahí. Te extraño tanto desde aquella última vez que te vi, de todos los chicos, tu fuiste al único al que deje ir, no porqué no quisieras quedarte al contrario estuviste ahí siempre y estaré eternamente agradecida por eso, pero Alex aunque no quiera tu historia es una de las que más me dolió, aveces al dormir me acuerdo mucho de ti de la primera vez que hablamos en la cafetería de tu abuelita y me acuerdo incluso hasta en esa forma tan tuya de reír y sin duda no hubo y no habrá nadie como tú, pero, yo no era el tipo de mujer con quién tu mamá te quería ver, nunca podría llegar a ser la chica para ti, me dolía y mucho que a tus padres no les agradece, siempre que me invitabas a tu casa siempre peleabas con ellos y cuando terminabas siempre me mirabas con aquella sonrisita de lado y decías que no me preocupara, que no les prestará atención y aunque solías decir que no te importaba yo sabía que te dolía, pero eran tus padres y no aunque nunca quise que llegara aquel momento, de pronto llegó, una tarde mientas llegaba a tu casa, metros antes de llegar lo vi, la vi, Tamara, o como te gustaba llamarla aveces tamarindo, estaban en el pórtico de tu casa, riendo y compartiendo una tarde con tus padres algo que nunca pudo pasar entre ellos y yo. "Al menos ella es adinerada y con modales que yo nunca tendría para ellos, y que jamás sería lo suficiente para ti.", eso fue lo que dijo tu madre después de que me descubriera mirándolos desde lejos, aún recuerdo cómo se levantó lentamente para no llamar la atención y se dirigió a mi, me miró con esos ojos verdes, por un momento no quise creerlo, pero aquella tarde cuando regresaba a casa con los hombros caídos y los ojos llenos de lágrimas me puse a pensar, tal vez tenía razón, yo no tenía nada para ofrecerte, así que poco a poco comenzé a desprender de ti, comenzé a olvidar todo lo que me recordara a ti y apague aquel último rayito de esperanza que tenía contigo, tu eras simplemente perfecto tanto que me costó olvidar como se te veía tu cabello en las mañanas al despertar, alborotado y despeinado, aunque adimito que nunca podré olvidar nada de ti. Entonces llegó, llegó aquel horrible día en que te pedí que te fueras, me tomaste los hombros y me pediste que te mirara a los ojos y te lo volviera a pedir, me trague mi orgullo y te deje ir sin decir ni una sola palabra, aún recuerdo ver tu espalda por última vez, caminaste lento esperando a que dejara a un lado mis miedos y corriera a tus brazos para que con el simple hecho de abrazarte de pronto todo mejorace, pero no fue así, solo deje que te fueras y tiempo después escuché que estabas con ella y que eras feliz, me basto con los rumores y seguí

Jules. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora