29 de febrero.

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Daniel
El aeropuerto estaba lleno, hasta el tope podría decir, el año nuevo estaba a la vuelta de la esquina y mucha gente iba y venia, algunos para refugiarse en sus casas solos, otros para estar con sus familias y otros comprando como locos. Por mi parte yo estaba completo, Darcy Elliot no iba a casa este año, estaba en la universidad, sola y probablemente triste, hace tantos años que anhelaba verla de nuevo. Subí a un taxi y pedí que me llevará a la universidad, el camino estaba blanco y los árboles cubiertos de nieve, el taxi paro justo frente al gran edificio, pague y tome la maleta. Caminé hasta encontrar su pequeño apartamento que estaba a solo unos metros de la universidad, cuando marque el piso en el elevador los nervios comenzaron a invadir cada parte de mi, cuando la puerta se abrió mi corazón estaba por salirse de mi pecho, entonces llegué a su puerta tome aire y apreté el timbre, pero, no hubo respuesta, toque una, dos y tres veces pero nada, tal vez estaba dormida, revise la hora y eran las 11 a.m no fue hasta que por última vez toque el timbre, escuché el sonido de la perilla girar y prepare mi sonrisa la que pronto despareció, la luz del corredor dejo ver un rostro masculino, uno que tenía aspecto de apenas a verse levantado.
Aclare mi garganta- Disculpa, pero se encuentra Darcy-
-Claro, la llamo en un momento- cerro la puerta
C

on la puerta cerrada frente a mi no pude evitar sentirme mal, tal vez había llegado tarde, tal vez ya tenía alguien más, después de lo que paso la última vez hace dos años no creo que me perdonara, solo espero que sea buena conmigo, ella siempre lo fue a pesar de lo que hice. Entonces la puerta se abrió y la vi, ahi estaba con su cara desvelada y sus grandes ojos verdes viéndome, la encontré, mi Darcy, mi Jules como le llame después de ver una película de los 80's una de las tantas qué le encantaban, se parecía mucho a ella que definitivamente decidí llamarle así.
-Hola- titubie un poco al dicirlo, pero ella solo sonrio.
-Hola, Marco- su tono sonaba tranquilo.
-¿Ese es tu novio? - pregunte preparándome para el si.
-No, es un amigo que no tenia donde quedarse, vive conmigo ahora, pero que gusto volver a verte, tanto tiempo - la sonrisa le iluminaba todo su rostro.
-Me preguntaba si podríamos salir- sabia que si no lo decía ahora tal vez sea tarde después.
-Claro - sonrio de nuevo, pero esta vez pude ver sus dientes.
Me invitó a pasar y mientras la veía arreglarse recordé todo lo que paso y de todo lo que sufrió antes de llegar a mi, así que me prometí a mi mismo cuidar de ella, tuvo tantas historias qué creo que merece ser feliz, así que aqui voy, la tomaré de la mano y no dejare que se vaya de nuevo.

Jules. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora