Capitulo 4

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-¿sabes que le acabas de romper el corazón cierto?- decía Belphegor mientras miraba como el cielo se abría al recibir a Miguel de regreso, mientras yo sostenía su espada.
-lo se, pero también se que no puedo estar con el nunca más, somos ahora diferentes y no podemos cambiarlo-
-pues parecía que el estaba dispuesto a cambiarlo- me decía aquel demonio de ojos color turquesa y aspecto descuidado mientras que afilaba una navaja.
- pero yo no puedo cambiar lo que ya soy, soy completamente diferente, es más, nisiquiera me llamo del mismo modo que hace un año- le decía mientras sostenía un pequeño espejo, dándome cuenta de que mis ojos ya eran de un tono violeta, mi cabello se había vuelto negro y me estaban empezando a salir unos cuernos, ya nunca más seré un ángel, soy ahora en adelante un demonio, el demonio de la lujuria.
- entonces, ¿qué piensas hacer ahora? ¿Cómo vas a entrar al infierno sin ser detectada? Por qué déjame te recuerdo, Lucifer busca tu cabeza.-
- bien lo se, solo necesitaré de un apoyo, veré si aún alguien quiere apoyarme- le decía mientras que tomaba la espada y guardaba en mi cinturón.
- Nadie te va a dar la mano en estos momentos, aún existe el rencor de la caída, no quieres recibir ese odio en estos momentos-
A pesar de lo decidida que estaba, me hizo detener esas palabras, Belphegor podía ser un exiliado, pero era bastante inteligente, algo que debo reconocer.
- Entonces también te pudrirás aquí afuera por el resto de tu existencia- le decía sin mirarlo caminando en dirección a la puerta de su refugio.
- No pensaba en otra cosa desde que estoy aquí, ¿Recuerdas?- me decía mientras empezaba a colocarse a la par mia, podía sentir que tenía un plan para lograr el tener la victoria, pero presiento un hambre de poder de su parte, esto es lo que temo, que sea un traidor al igual que los demás.
-confíare en qué vas a alistarte, para la batalla.. eres el único en el que confío actualmente- le decía mientras miraba al cielo como empezaba a volverse gris, no entiendo, el dolor de la perdida de mis alas desapareció, pero hay uno muy latente en mi pecho, como si fuera a explotar mi corazón, ¿Será que la perdida de Miguel me haya afectado más de lo esperado?
- Muy bien mi princesa, yo te serviré hasta llegar el declive, seré tu mayor confidente, tu protector y si debo dar mi vida por ti.. lo haré- me decía Belphegor mientras se arrodillaba y me daba una señal de respeto y fidelidad. Haciendo que se despejará mi mente de pensar en Miguel, pero no mi corazón.
- prometo que te daré el trono del infierno si ganamos.- en el momento que decía esto, empezó a llover, un espectáculo grandioso fue el que presencié, romántico, nostálgico, el olor de la tierra húmeda era algo nuevo para mi.
- No busco el trono, solo espero obtener mi venganza contra Lucifer y sobre todo el proteger a la persona que poco a poco estoy conociendo, no eres una arpía como decían, Asmodeo- se empezaba a levantar de poco a poco.
- Eres muy bueno mintiendo, Belphegor- lanzo una pequeña risa mientras que observaba sus ojos turquesa, es extraño, son demasiado hipnóticos cada que los veo, como aquella serpiente que hace tantos años me mordió en la jardín del paraíso.
- Me haz atrapado, mi pequeña princesa, realmente no puedo mentir, sin embargo no todo era mentirá- se había dado cuenta, estoy mirando sus ojos fijamente, me eh perdido al ver su alma.. la cual realmente nunca fue pura, pero ese signo de impureza es la que me está llamando. - Hablo en serio cuando te digo que no eres la arpía que nos hizo creer Lucifer estos años, me haz hecho ver qué nunca mereciste esos castigos y latigazos, nunca mereciste el dolor y odio que hemos hecho todos, en verdad solo eres una víctima de las circunstancias, por eso Lucifer debe pagar-
Escuchar esas palabras hicieron retumbar en mi corazón, el saber que la persona que llegue a amar hablaba eso de mi era un golpe tan duro, algo que podría superar de poco a poco, pero que quería hacerlo pagar, romperle cada hueso de su cuerpo y darle un dolor parecido al que me hizo sufrir por un año entero.
-debes descansa, la perdida de tu ángelito te ah afectado, estás llorando-
Me decía mientras pasaba un dedo en mi mejilla tratando de limpiar mis lágrimas.
- los Demonios no lloran, es la lluvia- decía mientras entraba al refugio.
- No puedo creer que aún tengas ese orgullo de perfección y no tener una fragilidad, eso dejalo para los ángeles, nosotros somos caídos, hemos vivido más lo que es la vida aquí abajo, pero no en el infierno, nosotros ya somos lo más parecido a los humanos- me sorprendió lo último que dijo.
-¿Qué son humanos?- le pregunté
-Son las creaciones que tú contaminaste Con la lujuria, ahora se han procreado, actualmente van por los 200 Individuos y en espera de más-
Me quedé perpleja, nunca creí que esos simios sin pelo que ah creado mi padre pudieran seguir una línea de procreación pero lo más importante es que tal vez está población sea mi culpa y de mi maldición.
-¿Ellos aún creen en nuestro padre? ¿Saben sobre la existencia de nosotros?- le pregunté.
-pues aún creen en padre y tienen su esperanza puesta en él, pero no lo conocen y posiblemente no sepan toda la historia, son humanos, sus vidas empieza machirtarse mucho más rápido que nosotros; tu y yo podremos vivir un siglo y en ese siglo veríamos morir y nacer humanos por igual, la suficiente cantidad de ellos cómo para no recordar todas sus historias realmente, quien las recuerde puede alterar un poco de ellas y dar su versión, tal vez sea por eso que no sepan todo lo que pasó a detalle, pero seguramente lo saben.-

Los humanos son la creación más extraña de mi padre, nunca creí que le diera a algún ser ese poder, disfruta un tiempo y después morir, pero nunca extinguirse, si no multiplicarse.

-¿qué pasa cuando mueren?, ¿podrías responderme?- le dije mientras miraba a una pequeña humana recoger agua del río que estaba cerca de nosotros.

- tienen muchas opciones, pero casi siempre su alma y energía sube al cielo y regresa al plano terrenal como un nuevo ser. Sin embargo hay otra opción, cuando se creo el infierno, los que cometen pecados son castigados en nuestro reino, algunos dicen que es para siempre.. sin embargo el secreto es que paguen un tiempo y después de haber sido castigados su alma sube y regresa al mundo terrenal, sin embargo con una marca, siempre repetiran su historia, sus errores... Su castigo es eterno si te lo pones a pensar, las condiciones que pusieron los jefes es que cometan ese bucle eternamente.-

- Eso es cruel, ¿Quién decide que está bien o mal?- le pregunté mientras mi mirada seguía a esa pequeña que se iba alejando de poco a poco.

- pues el mismo que bajo a salvarte mi querida, el es el jefe de haya arriba ahora.. ¿No te enteraste? Miguel es el nuevo dirigente del cielo desde la pelea que tuvimos los caídos y los ángeles-

Esa fue la noticia más fuerte que pude tener en mi existencia, Miguel no creí que fuera tan cruel para castigar a nuestros hermanos de esa forma..

- no te lo creo, Miguel siempre demostró misericordia con los que ya han pagado sus errores-

- pues yo no veo que nos perdone y todos estemos bailando en el cielo después de que muchos de los que sobrevivieron antes de la caída pidieron perdón y aún así aquí estamos, destinados a cargar con una cornamenta en señal de nuestro castigo, tu eres la unica que no los recibió.. y sabes ¿por qué? Yo te lo dire- se puso en frente mío y con su dedo índice que tenía la uña super larga empezó a señalarme de forma acusativa - usted mi señorita, tiene el corazón del dirigente en sus manos, a no, no solo eso.. tuviste el descaro de todavía romperlo, tuviste la segunda oportunidad que todos deseábamos y la tiraste a la mierda.. eres jodidamente egoísta- en ese momento me puso el dedo encima y rompió un collar, mi collar donde aún guardaba un poco de mi gracia... Provocando que en ese momento empezó a crecer una cornamenta en mi cabeza.

-¡Belphegor! ¿¡Qué demonios haz hecho?!- puse las manos en mi cabeza, pesaba tanto que sentía que mi cabeza caería en algún momento- ¡¿Por qué lo hiciste!?-

- Era tu única oportunidad, no merecías otra.. mereces tener el mismo castigo que nosotros, además si vas a hacer una rebelión, te recomiendo dejar tu pasado aplastado de una vez, Arellys murió hace un año, Asmodeo es ahora la que está aquí y si quiere el reinado del infierno, tiene que ser un demonio por completo, no solo un caído-

En ese momento lágrimas brotaban de mis ojos, ¿Este es el dolor y peso que sientes mis hermanos desde hace un año? ¿Yo nunca pude sufrirlo por el amor que me tenía Miguel? ... Yo también hice el mal y a mí no me castigaron como se debía.. creo que si voy a gobernar en esta tierra, debo ser igual que ellos, pero más poderosa...

- Bien Belphegor, empieza a moverte pero antes de eso.. - le di una cachetada que lo dejo bien marcado - la siguiente vez que me toques sin mi consentimiento te irá peor, soy tu Reina, debes respetarme-
Pude ver sus ojos una clase de odio y amor, ojos turquesa, esos ojos hipnóticos, mucho más que los ojos color Ámbar que tenia Lucifer.

- Muy bien, lo que desee y ordene mi Reina, pero no puedo entrar al infierno desde hace unos meses-

- por eso no te preocupes, yo aún puedo hacer que entres... - en ese momento salí del refugio, con la espada de Miguel en mi cinturón, misma que desenfunde y en ese momento tomo otro aspecto, ya no tenía unas alas blancas en el mango, ahora tenía unas alas de murciélago rojas.. una vez que hizo esa transformación la utilice para abrir la puerta al infierno.

- Listo, ahora busca a mis tropas... Y más te vale que sea rápido por qué si no regresas antes de que que haga de noche... Ten por seguro que te cortaré la cabeza yo misma.-

- No lo haré, calma... Yo regresaré con tu pelotón... Tu obtendrás el reino mi hermosa Asmodeo- fue lo único que me dijo y sin más entro al infierno, cerrando después la puerta.. decidí mirar la espada de Miguel por una última vez, misma que le calleron dos gotas de mis ojos, esto es en lo que me eh convertido y ya no lo puedo cambiar... Ahora soy un demonio y siempre lo seré..

- Lo siento Miguel...- dije antes de que en un ataque de rabia me tirará al suelo y siguiera llorando en frente de la puerta..
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Fin del capitulo 4...

La leyenda de AsmodeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora