"EL LIBRO VIAJERO"

CAPITULO 11

La gran puerta yacía iluminada por una fuente desconocida. De nuevo, fue Andrés quién se atrevió a empujarla, la puerta daba paso a una habitación pintada de verde, vacía. Solo había dentro una gran puerta o el marco... Dentro había una especie de membrana láser. 

- "¿Qué creéis que es? - preguntó Hugo un poco asustado.

- "Tiene pinta de ser un portal, posiblemente comunicado con el mundo real." - dijo Andrea, muy segura de sí misma.

"Narra Julia"

Nos cuestionamos si arriesgarnos o no. Decidimos que al estar ya en otra dimensión, nada podría salir peor, además siempre está la opción de desandar nuestros pasos. 

Entramos los cuatro a la vez, de la mano para prevenir separaciones inesperadas. De repente, me mareé mucho y me desmayé, despertamos en medio del campo, no sabíamos donde estábamos. Probé a ver si mi móvil funcionaba. Lo encendí. No sabía si tendría batería después de tanto tiempo y haber estado en otra dimensión. Encendió, tenía hasta cobertura, eso significaba que estábamos en el mundo real, por fin un sitio conocido. Entré en Google Maps, pero no hubo suerte, indicaba que estábamos en el fondo del Pacífico. Por otro lado, Andrea y Hugo se fueron a dar un paseo por el terreno.

"Narra Andrea"

Nos fuimos a caminar últimamente estaba empezando a sentir cosas por Hugo que no era amistad.

- "Gracias por escucharme antes."

- "No es nada, ya sabes que estoy aquí para lo que necesites."

Ambos nos paramos en seco y nos miramos a los ojos, pude ver como se le escapaba una sonrisa pícara. Un entorno precioso no acogía, el anochecer llenaba el cielo de colores cálidos y violetas, el pasto estaba mojado y la luz reflejaba sobre este.. Nos miramos, en un silencio tranquilo, por fin paz después de tantas aventuras. Hugo se acercó a mi y puse mi frente en su barbilla, me abrazó y me levanto suavemente hasta poner nuestros labios al mismo nivel y mis ojos estaban frente sus preciosos ojos, terminé por romper la distancia que nos separaba, me alcé y rodeé su cintura con mis piernas mientras me sujetaba firmemente.

- "Te quiero" - susurró, y le respondí lo mismo con una tono suave digno de cursi.

Nos pusimos a ver las primeras estrellas de la noche. Era una típica historia cliché, típico amor de instituto que se disfruta como nunca, pero no es para siempre. Volvimos y, Julia y Andrés estaban en el campamento, nos dormimos directamente.

Mañana tendríamos que averiguar donde estábamos y emprender el camino...

CONTINUARÁ