Naruto y Kaguya seguían tranquilamente en su cita, cuando de pronto la peliplata notó que ya era pasada de las dos, hora en la que los niños salían de la academia y en la cual sus padres iban a recogerlos. Viendo que ya se les hacía tarde para ir a traer al "niño", Kaguya se teletransportó a ella y Naruto hacia el frente de la academia, donde en efecto, los niños salían acompañados de sus padres. El pobre rubio casi se cayó, puesto que no estaba acostumbrado a la teletransportación y además con las cajas y bolsas de ropa, se le hacía un tanto difícil orientarse o mantener el equilibrio.
Los aldeanos veían de forma despectiva a la diosa conejo, la cual estaba demasiado centrada en ver a su "bebé" como para prestar atención a las demás personas cerca de ella. Todo el día se la había pasado pensando en cómo habría sido el día de su peque. Ciertamente estaba preocupada, y mucho. Solamente esperaba que los demás niños no lo hubieran discriminado por ser diferente, los dioses sabían lo horrible que era eso y cuanto había sufrido en su tiempo debido a aquellas personas que tanto la habían temido por ser ella misma.
Se quedó varios minutos parada frente a la puerta, esperando a su bebé en compañía de Naruto, a quien sujetaba de su brazo derecho. Ciertamente ese día se habían divertido muchísimo, tanto así que quisiera repetirlo nuevamente, y si era con su bebé, mucho que mejor. Los minutos seguían pasando y Zetsu no aparecía. Justo cuando Kaguya pensó en entrar, Zetsu apareció por la puerta, siendo seguido de una pequeña niña quien parecía conversar con él.
Para Kaguya era una pequeña victoria que su hijo hubiese hecho una amiguita en su primer día. Ciertamente esperaba que esa amistad durase siempre. Sonrió aun más ampliamente y afianzó su agarre del brazo de Naruto, quien la volteó a ver con curiosidad y luego sonrió ampliamente al ver la linda sonrisa de su diosa.
...
―...también me gustan las camelias, las rosas, las margaritas y los claveles, pero mis favoritas son las azucenas ―comentaba Nabiki, mientras caminaba al lado de Zetsu, quien no decía ni pio, ni siquiera la parte blanca.
― ¡Verdaderamente te gustan las plantas! ―comentó la parte blanca, rompiendo el silencio que se había apoderado de ellos.
― ¡Muchísimo!
― ¿Y a ti que te gusta, Zetsu? ―preguntó con curiosidad la pequeña.
―También me gustan las plantas ―respondió la parte blanca―. Y comer personas ―respondió la parte negra, recibiendo un puñetazo de la parte blanca.
― ¿Comer con las personas? ― preguntó la castaña, quien no alcanzó a escuchar bien lo que la parte negra había dicho.
― ¡Eso mismo!
Ambos siguieron caminando hasta que llegaron hasta donde Naruto y Kaguya estaban parados.
―Hola, Zetsu-chan ―saludó Kaguya, acariciando las mejillas de su retoño― ¿Cómo te fue en tu primer día? ―preguntó esperando una buena respuesta.
― Meh/Meh ―respondieron ambas partes, cosa que contentó a su madre, puesto que no parecía que les había ido mal.
―Nuestro pequeño está creciendo rápido ―dijo Naruto, mientras se secaba una falsa lágrima.
―Basura repugnante.
―Mocoso malcriado.
Kaguya sonrió complacida al ver que sus dos amores se llevaban cada vez mejor y luego volteó hacia la pequeña que la observaba con curiosidad.
―Hola pequeña ―saludó cordialmente la diosa conejo, haciendo un amigable gesto con la mano.
― ¡Hola! ―respondió Nabiki, sonriendo ampliamente. Al principio se había sorprendido de la apariencia de la mamá de su nuevo amigo, incluso del hecho de que ella tenía tres ojos. Los primeros segundos se había asustado, pero luego vio la forma maternal con la que hablaba y el hecho de que su héroe, Naruto Uzumaki, estaba con ella. Su infantil mentalidad le dictó algo simple que casi sonaba como una ley universal: Nadie que esté con Naruto puede ser malo, Naruto es un héroe y los héroes solo se juntan con gente buena.
ESTÁS LEYENDO
Un sentimiento inesperado [ Adoptada (De Crazy_Dani)]
Humor¿Qué hubiera pasado si Kaguya hubiera decidido darle una segunda oportunidad a la humanidad de demostrarle que no hicieron mal uso de su chakra?, además también Naruto mostró algo de afecto sobre ella desde el momento en que la vio. [No manchen, ya...