Ha pasado ya un tiempo desde que Lincoln se marchó de casa de sus padres. Finalmente ha podido tener a sus hijas con sus hermanas y se desvive por ellas.
Ven a disfrutar de las aventuras de las pequeñas hijas del pecado en una aventura para consegui...
El minotauro se encontraba observando la extraña pose de la chica mas alta. Una pierna levantada y los brazos hacia arriba formando una especie de Y mientras daba pequeños saltitos con el otro pie intentando mantener el equilibrio. Para la chica era mas dificil de lo que habia imaginado según los dibujos que veia.
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El minotauro miró a las chicas que temblaban en el suelo y se llevó su enorme mano al cuello, cerró los ojos, dió una fuerte patada en el suelo empezó y a emitir unos gruñidos y bufidos que asustaron aun mas a las chicas, Loan perdió el poco equilibrio que tenia y terminó de culo en el suelo.
Mino: Nooooo he hablado con humanos en muuuuuuuuuuuuucho tiempo. Mi cuello duuuuuuuele.
El enorme minotauro se sentó con las piernas cruzadas en el suelo, esperando asi que las chicas tomasen mas confianza y dejasen de temerlo, incluso se le ocurrió imitar lo que hacían algunos de los niños que visitaban el bosque con su familia y querían atención de sus padres, se puso a hacer círculos en el suelo con un dedo con mirada lastimera.
Aquello logró su objetivo y dos de las niñas perdieron el miedo, incluso las invadió algo de lastima por aquel pobre ser que se veía tan abatido, se acercaron a el con cuidado pero con intención de consolarlo. La única que no se relajó por aquella actitud habló.
Leia: ¿Para que nos seguías entonces? Estamos a punto de pasar la prueba de la guardiana Fenrir, ¿Por que nos interrumpes?
Las pequeñas se pararon en seco muy cerca del minotauro y cayeron en la cuenta que su hermana mayor tenia razón.
La pequeña Lizy intentaba ayudar a su hermanita menor cuando se trababa y no podía terminar de decir lo que quería, pero parecía que Loan se mostraba algo molesta cuando lo hacia. El minotauro entonces levantó su cabeza y esbozó lo que pensaron que debía ser una sonrisa, pero con aquella cabeza resultaba algo inquietante.
