III

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Despertarse la hizo sentir como nueva, victoriosa por la madurez en sus palabras.

Un nudo en su estómago le hacía tambalear la estabilidad.

Cinco llamadas perdidas de su hermana la hicieron temblar de pies a cabeza.

Dos de su ex mejor amiga acentuaron el efecto.

El celular comenzó a sonar de regreso. Lo miró callada. Sabiendo que ese momento iba a ser un antes y un después en su vida.

Lo miró aterrada antes de acercarlo a su oreja.

Dios, esto es horrible. Esto es... Tienes que venir. A la ciudad... Esto... Jiminah... Ella...

—¿Ya comenzó a hacerte drama a ti sobre nuestra pasada relación? — su lengua filosa no la abandono, aunque el nudo había subido y le apretaba la garganta —Me escribió anoche, diciendome lo hermoso que fue amarme y todas... Esas cosas. Nunca dijo que pretendía molestar de nuevo.

Se lanzó del edificio donde vive Nam, Jeongukk.

El silencio en la línea fue eterno.

El alma se le rompió, como el cristal de agua en los ojos, que no dejaba de rodar sin detenerse por sus mejillas.

El cuerpo no le respondió, y tardó en darse cuenta de que el dolor en su cabeza era porque había dejado de respirar durante demasiados minutos.

No es verdad. Basta.

Soltó con su voz más ruda y convencida.

El silencio le aflojó las piernas hasta hacerla caer de rodillas al suelo.

Su hermana llorando en el teléfono se podía escuchar aún de lejos.

Consequences [KOOKMIN FEM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora