No sé si será la radiación cósmica de éstos días,
o mi constante y clara obsesión con tu piel,
pero no puedo evitar desear tu tacto.
Te veo desde atrás, esperando que te des vuelta y me mires.
Y me hables.
Y me mimes.
No quiero irme de acá sabiendo que perdí la oportunidad de hablarte.
Pero sé que es lo que va a pasar.
Porque soy una cobarde.
Hoy la meiosis no es mi tema de interés,
solo quiero verte a los ojos, y acariciarte la mano.
Esa mano tan castigada por tu pared.
Lastimada y con curitas.
Quiero besar cada centímetro de ella,
hacerte sentir que puedo curarla con mis besos,
y absorber toda tu angustia y ansiedad.
Sacarte el pánico a la gente, o el rechazo,
aún no sé bien qué es.
Quiero ser tus ganas de venir a la universidad,
como vos sos las mías.
Quiero que, cuando no me veas en clase, tu mirada me espere en la puerta,
como lo hace la mía.
Pero es mi imaginación hablando,
mi deseo.
Porque tales cosas no les suceden a una chica como yo.
Tonta, ingenua, soñadora y no hegemónica,
con mis malas maneras, intensidad y ansiedad incontrolables.
Eso pasa en los libros, a ella,
rubia, alta, delgada y dulce,
inocente y resplandeciente...
No como yo.
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Cartas para el chico de mis sueños.
Short StoryDesde que te vi entrar por la puerta el primer día de clases... me llamaste la atención. No sé qué será, si la pinta de chico misterioso, tu tez blanca como la nieve, o tu estilo tan poco glamoroso. No sé qué será, sólo sé que me recordas al chico c...
