Capítulo 5

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Dos semanas después, mientras la observaba desde mi cubículo, me di cuenta de que Prentis entraba en la oficina de Jennifer cada mañana y luego salían juntas a tomar café. Una rutina que no había cambiado en ese par de semanas.

—Spencer, ¿te sientes bien? —Volví en si al escuchar a Penélope a mi lado.

Negué, sacudiendo la cabeza. Di un largo sorbo a mi café y me lamí los labios listo para empezar a mentir.

—García —saludé—. Tengo algunos problemas, nada que no pueda resolver. No te preocupes.

Ella me observó por unos segundos. Evaluando si creerme, supuse.

—tienes razón. No hay nada que Spencer Reid no pueda resolver.

Me ofreció una de esas sonrisas inocentes que tanto me gustan de ella y me abrazó.

No iba a negar que una conversación con Penélope sobre lo que realmente me pasaba me ayudaría a resolver lo que mi mente se empeña en enredar. Pero, cuando la vi a los ojos, supe que ella me haría desistir de querer luchar por Jennifer.

—¿sabes dónde está Hotch? No lo he visto llegar.

—está en su oficina. —Me dio un apretón en el hombro y señaló el camino—. Vamos, te acompaño. Voy a la oficina de Rossi, bien te doy un aventón —me propinó un suave golpe de caderas.

—será mejor que vaya luego. Ve tú. —Sonreí, no queriendo sonar grosero.

Penélope asintió sin llegar a malinterpretar mi comentario. La vi retirarse e ir al despacho de Rossi.

Recogí algunos papeles y los ordené. Repetí la misma acción con los mismos papeles, sintiéndome ansioso por la espera. Aun no sabía que palabras iba a utilizar con Hotch para que pudiera entender lo que me estaba pasando, pero la angustia estaba matándome.

No iba a esperar más, así que me moví hasta la oficina de Aaron.

Mientras caminaba hacia allá me encontré con Morgan, no quería escuchar a nadie que no fuera Hotch, porque realmente necesitaba hablar con él. Así que lo primero que hice fue evadirlo a toda costa.

—¡hey, Reid!, tengo dos entradas para... —hace una pausa, y por el rabillo del ojo me doy cuenta de que está sorprendido— el juego —termina la oración con tono bajo.

Sentí como sus ojos clavaban estacas en mi espalda cuando no me detuve ni dije nada.

Mi lado racional, que aún quedaba a cargo, me advirtió lo que estaba haciendo. Estaba logrando apartar a las personas que me querían, solo por una obsesión que no tenía pies ni cabeza.

La puerta estaba abierta, por lo que pasé sin previo aviso. Aaron levantó la mirada de su ordenador y me observó con las cejas alzadas.

—Hotch, necesito hablar... ahora, por favor. —Necesitaba que me escuchara y no iba a permitir que lo aplazara. Quizás el trabajo fuera importante, pero mi salud mental valía más que cualquier otra cosa.

—¿está todo bien? —Dejó su trabajo a un lado y me miró un tanto preocupado.

—Nada está bien —dije un poco alzado—. Nada lo está.

Me ofreció asiento, pero su gesto no se relajó del todo. Al verme con esta ansiedad que no es normal en mí, sentí que se comportó más angustiado.

—¿volviste a drogarte?

La profundidad y sospecha en la que su voz se tornó, me provocó escalofríos. Y no. Tenía años de sobriedad gracias a la ayuda que recibí.

—no, por supuesto que no —respondí, suspirando—. Eso no es lo que me preocupa ahora.

 Lo que pudo ser❤ (EDITANDO)-《JJ Y Spencer》 {JEID}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora