Manzana envenenada

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Ruko y su cero autocontrol, lol.

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Sentía como el calor se extendía por su cuerpo, desde la boca del estómago a la punta de los dedos. Aun con el maquillaje era incapaz de ocultar sus mejillas sonrojadas. Su respiración apenas podía mantenerla estable, mientras que su corazón golpeteaba en su pecho. Mantenía la espalda recta, aunque poco ayudaba.

El calor ajeno lo estaba asfixiando y el brazo que lo sostenía de la cintura lo mantenía al tanto del contacto; la mano sobre sus muslos tampoco ayudaba a la situación, haciéndolo apretar las piernas con fuerza. El agarre era suave, firme y no lo hería, pero lo tenía plantado en ese lugar sin saber qué hacer.

Tragó el nudo de su garganta cuando vio el pedazo de manzana frente suyo, sostenido por el tenedor; la vajilla plateada contrastando con los anillos dorados. Abrió la boca y dejó que introdujeran el pequeño pedazo de manzana. Cerró los labios y masticó con parsimonia, saboreando el dulce sabor y la firme textura de la manzana.

La fruta había sido pelada y cortada en pequeños cubos. Limpiada con cuidado y atención al igual que la vajilla usada. Tragó el bocado después de unos momentos, escuchó como Dokugai asentía satisfecho. El demonio de cabellos negros tomando otro trozo y llevándolo a los labios del pelirrojo, alimentándolo a su ritmo.

Benihotaru aceptó, tal como los anteriores, sus labios pintados de rojo abriéndose y sosteniendo la fruta con los dientes. Pensó que Dokugai se cansaría de tenerlo en sus piernas por tanto tiempo, pero al parecer no era así y parecía incluso tomarse más tiempo. El pelirrojo se tensó cuando Dokugai acarició sus piernas; la gruesa tela haciendo poco para amortiguar la caricia.

El otro demonio tomó otro cubo, acercándolo a Benihotaru y el pelirrojo mordiéndolo; el último de todos lo cual significaba que su tortura estaba pronta a acabar. Mientras masticaba, Dokugai dejó el tenedor en el plato, dando por terminada su acción y Benihotaru esperaba impaciente que lo soltara para poder irse a otro lado y ocultarse.

En su lugar Dokugai lo tomó del mentón y obligó a girar el rostro. Al encontrarse con la mirada traviesa de su compañero, Benihotaru tragó la manzana. Dokugai asintió y se acercó a él, uniendo sus labios en un beso. Benihotaru se tensó y jadeó al sentir la lengua del otro acariciar sus labios. Abrió la boca y Dokugai poco tardó en introducir su lengua, el pelirrojo cerrando los ojos y su compañero imitándolo.

El sabor dulce de la manzana se mezcló con el metálico del piercing de Dokugai. Soltó un gemido cuando sintió la lengua ajena acariciar su lengua y paladar, el metal chocando con sus dientes y haciéndolo saltar. Sostuvo a Dokugai del brazo cuando sintió la mano en sus piernas acercarse de más a su entrepierna.

Dokugai sonrió en el beso, Benihotaru sintiendo el gesto y cuando quiso reprender al otro, soltó un gemido cuando sintió a Dokugai profundizar el beso. El sabor de la manzana sobreponiéndose y Dokugai saboreando la fruta en los labios de Benihotaru.  

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Pues ya merecían beso, ¿no?

Snow WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora