Presente, miércoles 21 de julio de 2010.
-Harry, apúrate- llamó Anne, desesperada por que su hijo no llegara tarde a la escuela.
-Ya voy mamá, es que a veces eres tan molesta- se quejó Harry, pero al darse cuenta de que su madre estaba realmente enojada por su tardanza, cambió totalmente su cara, ahora sonreía falsamente. La realidad era que Harry, hace ya 3 meses, desde la muerte de su padre, no la estaba pasando nada bien. Ya no se preocupaba por sí mismo, intentó suicidarse una vez, pero no resultó, ya que su mejor amigo, Zayn, lo encontró a punto de ahogarse en la bañera. El morocho amigo trató de hacerlo reaccionar, pero Harry no respondía a los estímulos, hasta que comenzó a toser de manera exagerada, desechando todo resto de agua que yacía en sus pulmones, dando a entender que estaba vivo.
Luego de ese incidente, Zayn juró por su familia que cuidaría de Harry y no permitiría que vuelva a intentar quitarse la vida. Él quería demostrarle a su rizado amigo que valía la pena vivir. Lo único que mantenía en vida todavía a Harry era su madre, Anne era una mujer amable y realmente buena, no merecía perder a su hijo luego de haber perdido a su esposo.
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Ese día Harry tuvo que caminar hasta la escuela, ya que a su madre se le había roto la camioneta y no tenía dinero como para tomar el autobús.
En el camino se encontró con Cindy, una chica realmente encantadora, ella estaba perdidamente enamorada del rizado desde que tenía razón de ser, pero como a Harry, últimamente, no le importaba nada ni nadie, prefirió ignorar a la chica que venía camino hacia él con la mano en alto en modo de saludo. Al ver que el rizado la ignoraba, de nuevo, la morocha fingió un desmayo, pero de nada sirvió, el chico seguía poniendo su atención en el camino.
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Había llegado al fin a la cárcel, digo escuela. No se percató de que llegó 15 minutos tarde y probablemente, al profesor de historia no le agradaría para nada esto. Tal y como lo había predicho, el profesor le puso una mala marca en su cuaderno -perfecto, su día seguía mejorando *nótese el sarcasmo*-, para colmo su banco habitual había sido ocupado y tuvo que sentarse con Cindy.
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Mientras su compañera de banco hacía su tarea, Harry observaba por la ventana el coro de la escuela practicar. A él siempre le gustó cantar, pero su padre nunca estuvo de acuerdo, ahora que el ya no estaba, el rizado podría hacer lo que quisiese.
Harry decidió anotarse para cantar, pero no sólo en el coro, sino que también se decidió por audicionar para el famoso programa 'The X Factor'. El chico no tenía esperanza alguna de ganar, lo único que pretendía era demostrarse a él mismo que lograría cantar en frente de tanta gente.
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-Muy bien joven, mañana nos comunicamos con usted para ultimar detalles como la hora y el día, ¿de acuerdo?-Afirmó la señora detrás del teléfono.
-D-De acuerdo- Tartamudeó Harry- Mu-u-uchas gracia-as- Fue lo único que el chico pudo decir antes de comenzar a saltar y gritar de emoción.
Anne bajó rápidamente de su habitación y se adentró a la de su hijo, pensando que los gritos eran de lamento hasta que abrió la puerta y dedujo que sólo se trataba de felicidad extrema a tal punto que cuando Harry la vio, corrió hacia ella para darle un cálido abrazo en signo de amor y alegría.
Al separarse de esa maravillosa unión entre madre e hijo, Harry comenzó a contarle lo sucedido segundos antes de que ella interrumpiera en la habitación. Anne casi al instante, lloró, no pudo controlar la emoción que le generaba que su niño, su hijo tan querido, su bebé de rizos, su jovencito de 16 años cumpla el sueño de cantar delante de más de 5.000 personas.