Es solo una amiga

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La tarde comenzaba ajetreada por las calles de París, transeúntes y conductores mantenían su vista al cielo observando como uno de sus héroes recorría raudo los tejados.

Pocas habían sido las veces en que el sudor bañara la frente de Chat Noir y ese día, más por la inquietud que lo consumía que por el esfuerzo físico, grandes gotas resbalaban por su frente y su nuca.

Se esforzaba por aumentar el ritmo de su frenética carrera, era mucho lo que estaba en juego y el último encuentro con el que había sido su oponente más perseverante lo había dejado mal parado, incluso consiguió volver a su Lady contra él.

Un salto sobre una chimenea y por fin tenía a la vista a su contrincante, este se giró y vio con ojos desmesurados como el héroe se acercaba con rapidez. Miró a ambos lados de la calle buscando por donde escapar y una sonrisa taimada se mostró al ver lo que en ese momento se acercaba a él.

Extendió su bastón y usándolo a modo de pértiga el héroe se impulso hacia su fortuito antagonista. A punto de alcanzarlo veía incrédulo como este subía rápidamente al autobús y apremiaba al conductor a que arrancara ya.

En su fuerte impulso Chat Noir no fue capaz de detenerse, chocando estrepitosamente contra el lateral del vehículo. Tendido desde el suelo veía como su oponente desde la ventanilla sonreía triunfal a la vez que se mofaba de él con la lengua de fuera.

Una vez más recorría cansado y maltrecho los tejados de su ciudad, debía encontrar a su rival y poner el orden que se espera de él.

¡Ahí!, lo vio correr a toda prisa cruzando a la desesperada el boulevard Poissonnière en dirección al cine Grand Rex. Volvía a acelerar su paso para darle alcance antes de que llegara a donde toda la gente esperaba formada para entrar al cine.

De un portentoso salto llegó hasta él y tomándolo por la cintura los elevó a ambos con ayuda de su bastón. Ya al resguardo de miradas indiscretas, dejo sobre el tejado a su presa preparándose para el ataque que vendría a continuación.

-¡Papá! – exclamó exasperada la dulce joven – ¡No puedes hacerme esto, te avise la semana pasada que hoy iría al cine!. – con sus azules ojos encendidos del enfado se enfrentaba al héroe.

-Si, me lo dijiste…pero nunca mencionaste que irías sola con un chico. – rechistaba intransigente.

-Pero si es Philippe, tú lo conoces. Por favor papá. – hablaba más calmada intentando conseguir el consentimiento de su padre.

-Emma, solo tienes dieciséis años y no… - fue interrumpido por una melosa voz a su espalda.

 -Amor, Emma sabe cuidarse y Philippe es un buen chico. – indicaba Ladybug, acercándose a su hija.

-Precisamente por eso, es un chico. – refutó frunciendo el ceño.

Ambas chicas tuvieron que contener la risa ante la cómica y sobre protectora actitud de Adrien.

-Adrien…

-Ejem. – carraspeó de brazos cruzados el héroe ante lo dicho por su esposa, la cual solo rodó los ojos ante el infantil comportamiento.

-Chat, no va a pasar nada por dejar ir a nuestra hija al cine. – cariñosamente le acomodaba el rubio cabello a su hija mostrándole una complaciente sonrisa a su marido – Philippe es solo un amigo.

-No, no, mi lady, se lo que pasa con lo de que es solo un amigo.

Ambas chicas rompieron a reír ante lo dicho por él héroe. De palabras de su madre Emma sabía lo de la famosa frase.

-A ti no te fue tan mal con tu “es sola una amiga”. – con un guiño a su marido tomó a su hija por la cintura y lanzó su yoyó para llevarla hasta el cine.

-Touche mi Lady. – con resignación veía como sus dos amores se alejaban entre risas.


Fin













Yo siempre supe que moriría de diabetes literaria pero no sabía qué tan pronto.
Gracias por leer!


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