Relato Nuevo

Sé mi melodía

Una semana había pasado desde que todos se reunieran a compartir un helado junto al río  Sena. Había sido un día caótico donde nueva información se reveló, una pesada obligación sobre sus hombros cayó y viejos amigos se distanciaron.

Aun hoy no sabía cómo enfrentar su nuevo papel de guardiana, desconocía mucho del mundo de los kwamis y de los poderes de los prodigios y lo más importante ¿era ella la más adecuada para protegerlos y velar que no cayeran en malas manos?.

Sería el tiempo quien se encargaría de responder a todas estas cuestiones, ella solo debería ser consecuente con su nueva responsabilidad y esforzarse por hacer lo mejor posible.

Dejando a un lado sus deberes de heroína, estaba aún pendiente el asunto de su corazón, un corazón que había salido lastimado por su propia decisión. Había sido más fácil girarse y alejarse sin mirar atrás en lugar de luchar por lo quería. ¿Como podía decir que amaba a Adrien cuando sin pensarlo dos veces decidió darle la espalda a una oportunidad?, ¿como esperaba que él la viera como algo más que una amiga cuando ella renunció a acercarse a él?, pero lo hecho, hecho estaba. Al final había pesado más la palabras de Kagami que los designios de su propio corazón.

Olvidándose de pusilánimes lamentaciones debía afrontar el hecho de su realidad y quizás eso fuera su mejor paliativo, había tenido la suerte de conocer a un encantador chico que sin ella esforzarse la veía con la misma devoción con la que Romeo idolatraba a Julieta, se preocupaba por ella como aquel que con esmerada atención cuida de un rosa en flor. El supo decirle con el fuego que imprima el amor en una mirada que ella era su mejor melodía y si ella sabía escuchar podría notar los suaves acordes de su corazón cuando estaba junto a él.

Luka sería el compositor de su corazón donde su alma se regodearía con la suntuosa música de su amor. El sería su Apolo que hizo de su música su credo con el que embeleso hasta las más yermas almas, ahora ella navegaría en los sublimes acordes del cálido tacto de él, se dejaría caer al precipicio de su envolvente armonía y así entre cariñosas notas de amor su corazón sanaría. Se daría la oportunidad de ser feliz...sería la melodía de Luka.

Extrañada se levantó del sillón al escuchar el timbre de casa.

- ¿Si? - preguntó levantando el telefonillo.

- ¿Alguien ordenó una pizza?, Ma...ma...Marinette.

Una alegre sonrisa se dibujo de inmediato en sus labios mientras que sus níveas mejillas se cubrían de un hermoso rubor.

FIN