Capitulo II - Primera batalla

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Llevábamos ya un buen tiempo caminando sin que ocurriera gran cosa, claro, si es que se puede decir esa frase estando en mitad de una ciudad masacrada...

En el transcurso empecé a notar como en el suelo aumentaban los charcos de sangre, pero tanto yo como los soldados nos habíamos relajado por la falta de acción, así que no le di gran importancia.

Seguimos caminando hasta que de repente la cabeza de uno de mis soldados fue atravesada de par en par por un disparo. Poco tiempo tuve para reaccionar ante eso ya que segundos después en las ventanas de las casas salieron un puñado de soldados polacos y varios civiles que se les habían unido.

- ¡EMBOSCADA! - Grite desesperadamente mientras abría de una patada la puerta de la primera casa con la que me tope.

Apenas abrí la puerta un polaco en el interior disparo una bala que me rozo el rostro; en respuesta le di un tiro que atravesó su garganta. Pero justo después de que disparé otro soldado salió del cuarto de al lado cargando con la bayoneta del rifle, con apenas tiempo para reaccionar use la culata de mi arma para golpear el arma de mi enemigo desestabilizarlo, aprovechando ese momento de brecha le di otro golpe en la dirección contraria que le termino dando en la cara y haciendo que se desplome al piso en el acto.

- ¡TODOS ADENTRO! Le grite a mi escuadrón.

Estando adentro de la casa me puse a contar cabezas ignorando el sonido de la ametralladora que se encontraba disparándonos al otro lado de la calle

1,2,3,4,5,6... ¿solo 6? Se suponía que eran 13 hombres.

De mi bolsillo saque un pequeño espejo que enganche a mi cuchillo para mirar hacia la calle por la ventana.

1,2,3,4,5,6,7... siete de mis hombres yacían tirados en la calle, algunos muertos, otros agonizando esperando a su último aliento.

-así que... en total solo quedamos 7...-

-eso me temo comandante-

Tenía una mezcla de sentimientos en ese momento que no podía describir; podía sentir ira, tristeza, desesperación y por supuesto una enorme cantidad de adrenalina corriendo por mis venas.

Estaba paralizado, no sabía que pensar, practicante nos tenían en jaque mate.

-señor... ¿Qué haremos ahora? -

-estoy pensando en eso- le respondí a Blaz mientras intentaba dar la mejor cara que podía.

-soldado creo que tengo una idea, necesito que les arroje una granada, Alphonse y yo subiremos al segundo piso para tener un disparo despejado-

El me miro con una mirada vacía a sabiendas de como concluiría esto, pero a pesar de eso me dijo con una clara determinación en su rostro - ¡Entendido Señor! -

Alphonse y yo nos alistamos y esperamos la señal de Blaz.

- ¡ahora! - nos dijo Blaz mientras se levantaba y tiraba la granada, el fuego de la ametralladora obviamente se concentró en él, el soldado Blaz fue completamente acribillado por el fuego de la ametralladora. Pero sin embargo el plan funciono, la explosión de la granada obligo el enemigo a ponerse en cobertura.

Subimos rápido por las escaleras mientras los demás soldados nos daban fuego de apoyo.

Nos quedamos esperando a que se re posicionara el ametrallador. Tenía la mirilla del arma completamente alineada a la ametralladora, cuando finalmente regreso a su posición sin dudarlo por un segundo le dispare en su cráneo.

Tanto Alphonse como yo nos pusimos a disparar a cuanto polaco se acercará a las ventanas del frente. Hasta que finalmente los que quedaban en el piso de abajo avanzaron a la casa para eliminar cualquier amenaza restante con granadas.

-Eres buen tirador Alphonse- le dije con una buena sonrisa

-Lo mismo le digo mi comandante-

-sabes creo que te podría convertir en el Scharfschütze (francotirador) de mi escuadrón-

-me parece perfecto- me respondió mientras nos dábamos la mano.

Al bajar de nuevo nos pusimos a hacer cuentas.

1,2,3,4,5 y conmigo 6.

Todos nos quedamos en silencio por un momento, sin embargo, este fue interrumpido al ver como uno de los soldados se levantaba, era a quien yo le había pegado con la culata; me había olvidado de el por el fragor de la batalla.

Todos nos le quedamos apuntando desde la calle. El aún estaba aturdido, pero cuando miro hacia un lado empezó a gritar y llorar incontroladamente.

-NOOOOOOOOOOO! ¿por qué tenía que pasar esto? hermano, cuanto lo lamento-

El hombre le estaba llorando al cadáver de su hermano, el primero al que le dispare cuando entre en la casa.

A pesar de ser nuestro enemigo, ninguno de nosotros no pudo evitar poner una cara de lastima por aquel hombre.

-perdón madre, padre, hermano... les he fallado... no podremos regresar a casa mañana-

Empecé a cambiar hacia el soldado, este al verme exploto en rabia y saco un cuchillo. Todos los demás se prepararon para disparar pero les señale con la mano que no lo hicieran.

- ¡TU! - me grito con sus ojos inyectados de rabia. Yo empecé a desenfundar mi pistola por precaución.

- ¡TU FUISTE QUIEN LO MATO!¡FUE TU PAÍS QUIEN INICIO ESTO!¡TODO ES CULPA TUYA Y DE TODOS LOS ALEMANES! - me grito aquel soldado con todas sus fuerzas.

- ¿y qué? -le respondí con una mirada gélida. El soldado me miro con tanta ira que parecía que sus ojos explotarían.

- ¿entonces qué piensas hacer? - le dije sin más.

- ¡TE MATAREEE! - respondió mientras se lanzaba contra mi empuñando su cuchillo. Al estar tan enojado sus movientes fueron muy predecibles, así que solo basto con hacerme a un lado y dispararle en la pierna para dejarlo tumbado en el piso.

Tras eso el soldado empezó a llorar mientras se lamentaba, yo me le acerqué y le dije mirándolo a los ojos.

-Ve con tu hermano y dile que no me hizo gracia que su sucia bala rozara mi rostro-luego de decir eso puse mi pistola en mitad de sus cejas y dispare. Su sangre me salpico un poco, pero solo basto con coger un pañuelo que él tenía en su bolsillo para limpiarme y luego desecharlo.

-despidámonos de nuestros hombres de la manera que es debida soldados- les dije a mis hombres mientras regresaba con ellos.

Limpiamos los cuerpos de nuestros hermanos caídos y los recogimos en un solo lugar, recuperamos cualquier objeto de valor o carta que ellos tuvieran para regresárselo a sus padres, esto no era permitido, pero a final de cuentas eran nuestros hermanos, y sus padres merecen quedarse con algo de ellos.

Pensamos en dejar sus cuerpos dentro de una de las habitaciones de las casas para poder recuperarlos más tarde, pero cuando abrimos una de las puertas en busca de un cuarto amplio nos encontramos con mínimo unos 30 cadáveres de soldados alemanes, resulta que no fuimos el primer escuadrón en ser emboscado, sino que fuimos el tercero.

Aquella imagen fue completamente desmoralizadora para los pocos que quedábamos, y definitivamente un golpe de la realidad para decirnos que tuvimos suerte de no morir todos ese mismo día.

Aquella imagen fue completamente desmoralizadora para los pocos que quedábamos, y definitivamente un golpe de la realidad para decirnos que tuvimos suerte de no morir todos ese mismo día

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Barro y Sangre: Soldado del ReichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora