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La universidad ya estaba en movimiento a pesar de que apenas eran las siete. Caminé pesadamente por todos los corredores hasta llegar a mi dormitorio. Me pasé una mano por el rostro y busqué las llaves en mis bolsillos, pero no fue necesario. Un chico alto y de cabello rubio salió del dormitorio, sosteniendo una bola de ropa y calzado contra su pecho, llevando puestos únicamente sus pantalones. Alcé las cejas y lo seguí con la mirada mientras se alejaba por el corredor.

—¡Sigues con vida! Gracias por avisar —dijo Mina cuando cerré la puerta detrás de mí. Rodé los ojos y caminé hacia mi cama, frotándome el rostro con mis manos sin parar. Mi mejor amiga me miró con atención desde su lugar; recostada en la encimera de la pequeña cocina, rodeando una taza humeante con sus manos, solo una toalla cubriendo su desnudez y el cabello negro húmedo; cuando llegué a mi cama y me senté al filo del colchón—. Hueles a sexo.

—Cállate —mascullé colocándome de pie de un salto. Recogí ropa interior limpia y toallas de camino hacia el cuarto de baño. La vi sonreír con orgullo, y cómo no.

—Tendrás que contarme quién ha sido el afortunado, es nuestra única regla —gritó Mina.

—Que te calles —fue mi respuesta mientras reprimía una sonrisa.

Aún no había hablado con Mina de lo que había sucedido y ni siquiera había dormido lo suficiente, pero ya había encontrado mi lugar en la clase de anatomía básica y era lo único que me hacía sentir un poco mejor. Al menos no estaba pasando por una horrible resaca, lo cual había dejado a Hyunjin sin un buen comienzo del semestre. Incluso JeongIn, su compañero de habitación, había enviado una imagen suya a la conversación grupal y me daba lástima lo mal que la estaba pasando. Aproveché a dormitar un poco sobre mi pupitre hasta que el profesor o profesora apareciera. Ni todo el café del mundo podía recompensar las horas de sueño que necesitaba.

Alguien me picó la espalda y me alcé de golpe, encontrando al profesor frente a la pizarra, hablando y presentándose ante todos. Me giré para encontrar a una chica sonriéndome y le agradecí que fuese tan considerada de despertarme asintiendo. Cuando volví la mirada hacia el frente suspiré, porque el profesor estaba explicando que varios campos diferentes tenían anatomía como parte de su programa, y nada que no supiera la mitad de la clase al menos.

—¿Realmente me has seguido hasta aquí? —susurró alguien a mi lado y yo fruncí el ceño, girándome hacia mi derecha. Abrí los ojos de par en par cuando encontré al cantinero castaño y altamente presumido en el pupitre junto al mío, sonriendo de lado y jugueteando con un bolígrafo entre sus dedos. Lo miré boquiabierto. Me saludó con un leve movimiento de su mano libre. La misma mano que había estado sobre mi pene hace unas pocas horas. Mierda.

—Esto tiene que ser una broma —mascullé haciéndome pesadamente hacia atrás, bufando hacia el techo de la sala.

No hace falta recalcar que no había podido concentrarme en toda la clase, reproduciendo una y otra vez en mi cabeza todo lo que había hecho con ese chico, pero al menos podía estar tranquilo de que había sido algo más como una introducción y nada realmente serio. Y obvio que habían hecho presentarse a los recién llegados a la universidad, y por fin sabía cómo se llamaba el niño más petulante del mundo. Lee Minho.

Agradecí en voz baja cuando el profesor dio por finalizada la clase y recogí mis pertenencias al vuelo, con varios planes de cómo desaparecer de la clase y del mundo en general. Saqué mi móvil y busqué mi conversación con Mina. 

De:Han, 12:59.
¿Almorzamos?

Esquivé personas y traté de no llevarme nada por delante mientras esperaba a que Mina leyera mi mensaje. Las dos tildes aparecieron y luego se volvieron azules. Los tres puntos se activaron cuando Mina comenzó a escribir.

DON'T STOP『MINSUNG』🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora