Para sorpresa de nadie, dos días y seis horas después, Mina ganó la apuesta.
La siguiente clase de anatomía tuvimos actividades que no eran individuales. Minho se sentaba a mi lado, y fue automático girarme hacia él para comenzar a trabajar juntos. No lo había visto desde la última vez que habíamos hablado luego de la primera clase, pero había algo que siempre terminaba atrayéndome hacia él. Así que pasamos la clase pegados al otro, debatiendo por las respuestas y añadiendo datos de la especialidad de cada uno. Mi especialidad era química, la suya medicina, así que no fue difícil compartir aspectos que eran desconocidos para cada uno.
Sin embargo, eso no era lo que realmente importaba. Estaba concentrado en lo que hacíamos pero al mismo tiempo no podía parar de pensar en lo que había sucedido esa madrugada. No podía dejar de pensar en lo mucho que necesitaba sus manos en mi cuerpo, sus labios sobre los míos, su pene en mi culo. Minho olía realmente bien y estaba resistiendo no inclinarme hacia su cuello e inhalar profundamente el aroma de su colonia y jabón, limpio. También estaba tentado en enredar sus mechones rebeldes detrás su oreja o pasar mi mano por su suave cabello. Dios, estaba tan atontado por este chico, joder.
—¿Jisung? —preguntó Minho, y me di cuenta de que se había girado hacia mí y tenía sus ojos brillantes en todo mi rostro. Quedé un tanto boquiabierto por todas las imágenes mentales que me había hecho en menos de una hora, así que sacudí la cabeza y parpadeé seguidas veces. Sonrió débilmente y se lamió los labios, y yo seguí aquel movimiento con atención—. ¿Estás bien? ¿Me sigues?
—Sí… sí —asentí alzando mi mirada para sostener la suya. Minho sonrió una vez más y yo me pasé una mano por el cabello, volviendo hacia la hoja de papel con todas las actividades que estaba sobre el pupitre que compartíamos.
—Estás sonrojado —susurró.
—¿Q-qué? —pregunté volviendo a mirar sus ojos.
—Que te has sonrojado —dijo pasando los dedos de una de sus manos por mi mejilla, la cual, de hecho, estaba caliente. Supe al instante que mi sonrojo empeoró, porque Minho amplió su sonrisa. Sentí la furtiva caricia de sus dedos en la zona cerca de mi oreja y me deshice en un temblor, haciendo que nuestros muslos se chocaran debajo del pupitre—. No tienes idea de lo mucho que quiero besarte en este momento.
—¿Pero? —pregunté en un susurro. Minho sonrió.
—No puedo —respondió con el mismo tono de voz bajo—. Una vez que lo haga, no creo que pueda detenerme.
—Eso es lindo, pero no tienes que detenerte —repliqué. Eren soltó una risita, intentando ahogarla presionando el dorso de su mano contra sus labios.
—No creo que sea el momento, Jisung.
Y tenía razón. Estaba tan desesperado que no podía pensar con claridad. Ambos estábamos en clase, esto no era el capítulo de una novela absurda centrada en una preparatoria. Así que asentí y decidí olvidarme de lo mucho que necesitaba volver a follar con él. Continuamos con las actividades como si nada hubiese pasado, hablando como personas civiles que no habían estado a punto de coger en plena clase de anatomía.
Cuando la clase terminó y todos comenzamos a guardar nuestras pertenencias, detuve a Minho sujetando su muñeca cuando estuvo a punto de guardar su libreta en el interior de su bolso. Me miró con curiosidad, y yo oprimí el botón de mi bolígrafo para luego escribir con rápidos trazos tres números sobre el margen superior de su libreta. Minho los miró por unos segundos y luego sonrió, comprendiendo su significado. Se despidió de mí con un ademán de su mano y salió de la sala.
Sin más, saqué mi móvil y escribí con rapidez.
De: Han, 15:03.
Si estás en el habitación, TE LARGAS YA MISMO.
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DON'T STOP『MINSUNG』🔞
Short Story-¿Realmente me has seguido hasta aquí? -susurró alguien a mi lado y yo fruncí el ceño, girándome hacia mi derecha. Abrí los ojos de par en par cuando encontré al cantinero castaño y altamente presumido en el pupitre junto al mío, sonriendo de lado y...