Aquellas pequeñas luces alumbraban su camino por aquella noche sin luna. Un pequeño niño corría asustado entre aquella vegetación, estaba perdido y no veía nada además de la tenue luz de las luciérnagas.
Kiku decidió detenerse y quedarse entre un montón de hojas de bambú que estaban apiladas en el suelo. Decidiendo dormir un poco hasta que el sol saliera en aquellas tierras.
Al día siguiente, intentó buscar su camino de regreso y entre tantos bambúes pudo ver como un muchacho se acercaba a él. Sintió curiosidad y a la vez un poco de nerviosismo, el otro le sonrió y le ofreció una mano –Nihao, debes ser una nueva nación. Yo soy China—
Después de presentarse como Japón, el mayor lo llevó consigo y lo acogió en su casa. Le enseñó su alfabeto, aunque después lo cambiara a su entendimiento creando el propio, y se quedó con él mientras iba creciendo. No le gustaba admitir que Yao había sido una figura paterna para él, que llegó a tenerle cariño y gustaba del tenerlo cerca.
Una noche mientras bebían algo de té de jazmín Kiku vio unas pequeñas luces colándose por sus ventanas —Yao mira...—se levantó y señaló las luces antes de abrir la ventana, permitiendo que aquellos insectos voladores entraran en el interior.
—Las luciérnagas son muy lindas ¿verdad?—el mayor llego junto a él y logró atrapar a una de ellas entre sus manos —Ven, mira esto—
Kiku acercó su rostro hasta las manos de Yao mientras él las abría un poco, notando como la luz de la luciérnaga iluminaba el espacio entre sus manos. Luego la dejó en las manos del japones —En mi casa las luciérnagas tienen un significado muy especial—
—¿Y cuál es su significado?— preguntó Kiku mientras dejaba que la luciérnaga volara de nuevo.
Yao soltó una leve risa antes de ponerse de rodillas y besar su frente —Te lo diré cuando seas grande, no creo que lo comprendas ahora—
—Eres muy injusto, Yao...—se quejó antes de que Yao lo cargara y lo llevara a dormir. Se quedaría con aquella duda por mucho tiempo... aunque más bien llegó a olvidarla cuando creció.
2679 años después...
Ambos se encontraban descansando sobre el futón de Kiku luego de haber pasado la mayor parte de la noche juntos. La espalda de Yao se encontraba descubierta y a la vista de Kiku quedaba al descubierto aquella larga cicatriz en su espalda, cicatriz que él había causado. Apartó los largos cabellos del chino y le sonrió un poco —Agradezco que hayas venido a visitarme—
—Te extrañaba un poco... eso es todo—respondió Yao mientras se iba sentando, le devolvió la sonrisa antes de señalar algo que se había colado en la habitación a través de las ventanas —Mira eso—
Kiku se levantó y como si fuera un niño intentó atrapar un par de ellas y cuando lo consiguió las retuvo con cuidado en sus manos. Llevándolas hasta Yao, le mostró como estas brillaban y luego recordó aquella duda que había guardado en su mente desde niño —¿Ahora si me dirás que significado tienen las luciérnagas en tu país?—
Yao volvió a reír, sintiéndose un poco apenado de que él recordara eso —Si, creo que ya tienes la edad suficiente para saberlo... en mi casa, su luz es símbolo de esperanza y las personas enamoradas suelen regalarlas a la persona que aman—
El japones volvió a recordar algo más, y eso lo llevó a imitar el gesto que Yao había tenido con él por aquellos años. Dejó las luciérnagas en sus manos y besó su frente —Creo que ya comprendí todo lo que querías decirme en ese entonces—
China le atrajo de nuevo, rodeándolo en un abrazo mientras las luciérnagas volaban a su alrededor.
ᴥ
Perdón, no puedo pasar una semana sin atrasarme con esto, ya quedan pocos drabbles por ser entregados y me alegra no haber abandonado este proyecto.
Un pequeño ChuNi atrasado y cursi. Espero les haya gustado.
Gracias por las lecturas, votos y comentarios. Los aprecio mucho <3
~Aoba.
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Fictober 2019 (𝙷𝚎𝚝𝚊𝚕𝚒𝚊)
FanfictionColección de 31 drabbles siguiendo la actividad de Motín Fanficker. Fandom: Hetalia. Temáticas variadas y diversos personajes.