Cuando lo conocí, no tenía ni la menor idea de lo que ocurriría, eso es usualmente lo que pasa cuando conoces a una persona. No lo soportaba al principio, yo estaba tan metida en mi mundo que conocer a alguien que quería sacarme constantemente de el simplemente me aterró, fue la primera sonrisa que me tope, digo la primera porque hizo que mi corazón se sintiera así, debía tener quizás 12 años y sentía que todo sería como una de esas películas de amor, donde extrañamente todo es posible, pero no fue así, en realidad, nunca lo es.
Cada mañana me esforzaba en evitarlo más, él se sentaba delante de mí porque era muy hiperactivo y la profesora quería mantenerlo vigilado. Intentaba acercarse, quería ser mi amigo, yo lo sabía, solo que nunca fui de muchos amigos y estaba asustada, de hecho, ahora que pienso en esa época, escribiendo esta carta a un extraño, me doy cuenta que en realidad fui mi primer amigo.
Con el tiempo terminó metiéndose en mi vida, era el tipo de persona que te absorbía con su risa, era pura energía o mejor dicho un caparazón de energía, dado que tiempo después, me enteré el motivo de esa actitud tan suya, incontrolable y divertida, resultaba que sus padres se estaban divorciando y todos decían y pensaban que él solo estaba tratando de llamar la atención. Yo nunca pude comprobar si eso era cierto, pero sí lo era, pues al igual que yo, no era el único que estaba lanzando un grito al vacío.
Intente que se abriera conmigo muchas veces, que me contara de verdad que ocurría, porque un día era tan feliz que asustaba y al siguiente duraba mucho rato llorando por cosas pequeñas, quería que él supiera que podía confiar en mí, que iba a oírlo, que estaba ahí para él, pero eso no iba a pasar, por más que se lo gritara, no iba a ocurrir.
Fui entiendo entonces a mis 12 años de edad, poco a poco, que las personas tienen tanto miedo de abrirse que prefieren ahogarse con sus sentimientos y estaba bien, yo lo comprendía, sólo que ver a alguien gritando y no saber lo que está diciendo es una de las sensaciones más agobiantes que puedes experimentar.
Recuerdo cuando fue a mi casa, haríamos un trabajo, me quedé mucho rato viendo cómo comía, fue la primera vez que desee darle un beso a un chico, como romántica empedernida y obsesiva de películas de amor me imaginé el momento, sería un beso fugaz, porque los besos franceses eran mucho para mí, yo levantaría quizás mi pie como en las películas y luego de eso él me daría un beso en la frente y me diría que me quiere. Pero no fue así, eso no ocurrió por más que lo deseara, imaginara o quisiera. Se fue después de hacer el trabajo y seguimos siendo amigos durante unos meses. Hasta que yo como siempre, no soporté esta extraña sensación de sí pero no, y terminé diciéndole a alguien lo que siento. Porque al igual que él yo también estaba gritando al vacío, solo que nunca me dio miedo que las personas oyeran lo que tenía que decir, o bueno, al menos no esa chica de 12 años.
Una amiga se lo dijo, se lo pedí porque no me atrevía yo, nunca olvidaré esas palabras, siempre dije que las llevaría en mi corazón y aún las llevo: "Se rió, se puso rojo y dijo que no le gustabas" Estaba bien, podía con eso, lo que no podía era con el sentimiento que vino después, me sentía arrepentida, miedosa, sentía que era mi culpa por sentir demás, por haber dicho la verdad, porque por supuesto todo después de eso se puso más incómodo aún. Yo lo estaba dejando ir con el tiempo, pero resultaba que la vida, fuerzas místicas o lo que sea que rigiera mi futuro estaba preparando algo distinto para mí.
Para ese año también comencé a tratar a otro chico, él al igual que el otro tenía esa sonrisa y personalidad arrebatadora, pero para que no te confundas vamos a ponerle al primer chico "Sujeto 1" y a este vamos a ponerle "Chico J"
Chico J era muy lindo, amable y cariñoso, yo no sabía cómo llevar eso porque nunca me consideré una persona vivaz, pero esta historia no es de él, así que siguiendo con el hilo, hago esta acotación para que entiendan que Sujeto 1 comenzó a ponerse celoso. Estaba molesta porque por supuesto sentía que todo era un capricho, había intentado todo con él y no quiso, pero claro, estaba molesto porque estaba siguiendo adelante, sin él. Y para mala suerte mía, resultaba que 4 de los chicos que me gustaron eran igual de egoístas. Me querían ahí, pero no soportaban cuando me iba porque ya no era feliz. Un comportamiento muy común en el ser humano.
Todo iba bien, Sujeto 1 era más cariñoso, yo trataba constantemente en no hacerme una idea equivocada, hasta que una noche en Diciembre, él me pidió que fuera su novia, me sentía feliz, atrapada en una nube infinita de emoción, sentía que la espera había valido la pena, pero como Cenicienta, mi hora encantada estaba acabándose. De la nada dejo de responder, eran vacaciones así que no tenía manera de comunicarme con él. Llamaba y nadie atendía, escribía y nadie respondía. Intentaba mantenerme en calma diciendo que quizás estaba ocupado, pero no era así, estaba evitándome y yo no sabía por qué.
Poco después me enteré que eso de pedirme que fuera mi novia fue una broma, una broma que lógicamente me hizo mucho daño, fue el primer detonante como yo lo llamo, él no solo fue la primera sonrisa que mi corazón guardo en su cajita de amor. Él fue el primer chico que inició este ciclo sin fin.
Conozco un chico, es increíble, se acerca a mí, no importa el miedo que tenga, termina entrando a mi vida, sin aviso. Me saquea el corazón y me digo a mi misma que estará bien, que nada malo ocurrirá, pero su sí pero no termina siendo más un no que un sí y para rematar, todos terminan de novio con la chica que siempre les ha gustado, esa que nunca se dio cuenta de lo maravilloso que él era, pero que de la nada después que aparezco yo termina dándose cuenta, y como buena amiga que soy independientemente de lo que sienta lo motivo a que luche por ella, porque no importa cuántas veces yo pierda en mi lucha con el amor, no soporto que alguien que quiero se rinda, así que esta es mi historia, la chica de marfil del ciclo sin fin.
Tuya, Lumo.
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La historia sin fin de la chica de marfil.
Lãng mạnQuizás cuando me leas creerás que soy la típica chica que se aísla, que tiene depresión o ansiedad, pero no lo soy, soy una chica que escribe cartas, poemas y tiene mucho que decir, que es increíble por instantes y siente que puede cambiar el mundo...