El primer corazón de marfil.

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Una persona rota quiere salvar a otra persona rota

   La historia de este chico si la dividiré en más cartas, porque es más larga y es el centro de todo. Quiero aclarar que esta gira entorno más a una dependencia emocional, pero al igual que las otras, tiene el mismo patrón, así que...

   Yo comencé a hablar con él, cuando el sujeto 1, me dejo de hablar, ellos eran mejores amigos, por eso al primero que le escribí para saber de él, fue a su mejor amigo, no me caía bien, de hecho, apenas lo soportaba. Con el tiempo comenzamos a hablar más, creo que ya tenía 13 o 14 años, estaba atravesando muchos problemas con mi cuerpo, el desarrollo sí es una etapa difícil y más cuando has sufrido mucho tiempo acoso psicológico, para que entiendas la gravedad del asunto, te explicare como comenzó todo: Todo comenzó en primaria, cuando empecé a engordar, había consumido unos medicamentos que tenían esteroides provocando que subiera de peso, mi mamá me repetía que no era mi culpa, que no debía sentirme mal, era muy pequeña y no entendía cómo pesar más me causaba tantas limitaciones, si bien no era obesa, tenía sobrepeso, comenzaron las burlas, de chicos, chicas, los rechazos y cada vez mi percepción de mí se hacía más cruel, me gustaría decir que lo supere, que seguí adelante, que fui fuerte, perdí peso y me convertí en una chica hermosa, pero no, no fue así, a las 13 años todavía estaba pasada algo de peso, así que recurrí a lo que yo consideraba más sencillo, después de dietas y ejercicio, decidí que dejaría de desayunar, grave error. Jamás pienses que la anorexia es la solución y mucho menos la bulimia, debí pedir ayuda, aunque no lo hice. No desayunaba en el liceo y le decía a mi mamá que no tenía hambre, comía poco en el almuerzo y si podía evitaba cenar, hacía una hora de ejercicio y bebía pura agua, no importaba si estaba un poquito más delgada, yo seguía viéndome incluso más gorda. Nadie lo notaba aún, la verdad es que no estaba en el hueso, ni nada así, sólo más delgada. Para cuando lo conocí entonces ya estaba muy mal, era muy cerrada, tenía una autoestima baja y el amor o fijarse en un chico no eran una de mis opciones.

   Me sentía perdida y solo quería desaparecer, ser tan liviana que pudiera volar, los deseos no siempre son buenos, algunos terminan matándote, te marcan de por vida, como tener un cuerpo increíble y no saber de qué manera lograrlo. Sé que a este punto de la historia quizás tu percepción de mí cambió, pero ya no soy esa chica y aunque no me gusta la huella de quien fue ella, aún sigue en mi corazón atormentándome, no la odie, ni me lo reprocho diario, es más como una parte rota de mÍ que encierro, para que no rompa más, para que no me rompa más, le han hecho mucho daño, así que no la justifico pero tampoco la odiaré eternamente. Todos pasamos cosas que nos marcan, de manera buena o mala, hay muchas personas por ahí que están pasando por un abismo sin fin y no saben cómo gritar o salir a flote, no las justifico pero culparlas y reprochárselo toda la vida no es la manera. ¿Has sentido que pierdes partes de ti mismo por cosas que parecen pequeñas? Una palabra, una mirada, incluso un insulto marcan todo. ¿Te sientes solo? ¿Sientes que no hay salida a tu dolor? No voy a mentirte, no soy el tipo de persona que crea que eso se va totalmente, creo que se queda contigo solo que aprendes a vivir con el o lo encierras, quizás no vuelva nunca o quizás vuelva muchas veces y tengas que ser muy valiente para dejarlo, para soltarlo y sé que aunque parezca que no todos podemos ser valientes, sí podemos. Si te sientes mal o te has sentido solo, no eres el único, y yo no era la única, de hecho ese chico, del que estaba hablando al principio de esta carta se sentía igual de vacío y perdido que yo. Solo que no lo sabía y cuando ambos nos dimos cuenta que estábamos jodidos creíamos que podíamos salvarnos mutuamente. Grave error. Jamás puedes salvar a otra persona, solo a ti y no harás nada si esa persona no quiere estar bien y aunque suene mal algunos no quieren y en ese momento ninguno de los dos quería.

  Tuya, Lumo

La historia sin fin de la chica de marfil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora