La historia sin fin de la chica de marfil.

La chica de marfil del ciclo sin fin.

   Trato de memorizar todo para atormentarme, tu cabello, cada línea de tu rostro y cómo componían lo que para mí era un poema hermoso; tus manos, como sus venas se unían como raíces de árboles. Cada movimiento, palabra y facción está en mi corazón. El sonido de tu voz, las palabras que usabas, lo que te hace tú, tu esencia. Solo me atormento con recuerdos porque quiero romperme más, quizás así en un futuro tenga tanto miedo que no me provoque intentar.

  Ojalá no fuera así, ojalá no me dolieran los ojos de tanto llorar, el calor de las lágrimas no quemara mis cachetes, no pensara que quizás en un futuro todo cambiará, que ambos cambiáremos y le daremos un final. Ojalá mi esperanza no me matara cada día poco a poco. Porque todo vuelve a comenzar y me conozco el final que tendrá, lo sé de memoria, las cartas que escribiré, los poemas que te pasaré sin que sepas que son para ti. Ya no sé cómo detenerme, una vez al año termino escribiendo cosas así, brutales, honestas, que no son nada en comparación a todo lo que llevo dentro, que pocos leen, que paso cuando ya no me da miedo que sepan que de verdad me rompí.

  Tomo cada detalle para que no vuelva a ocurrir más, pero lo hace, sigue pasando y todo es mi culpa, por ser como soy, por ser yo. Y no lo entenderás, no entenderás mis cartas a Dios gritándole que me salve, no entenderás mis escritos con mensajes subliminales, no entenderás porqué me alejo de la nada, pero está bien, una vez al año también me repito que esto es solo una mala racha. Me siento una estúpida tratando de jugar contra este ciclo, contando la misma historia para leer las mismas respuestas que no son más que mierda, no te imaginas lo agotador que es levantarte cada mañana y sentir que estás cayendo a la nada.

   La mirada de lástima con la que me veo al espejo, como vuelvo a leer mi libro favorito, a ver mi película favorita, para ver si me encuentro, y no importa si tomo algo de valor o me quiero un poco más, nada se detiene,  eso no pasa. Me conozco, es justo el problema, me conozco tanto qué sé cómo actuaré, qué me gustará en un futuro, qué me matará mañana, como me reiré al final de la semana y las personas no lo entienden, nadie quiere entender que no quiero un mensaje de ayuda o un todo estará bien, pasará, lo dejarás ir, porque cuando lo deje ir, llegará alguien nuevo, algo nuevo y será la sexta historia sin fin con una chica que se enamora de corazones de marfil, y así comenzarán mis nuevos poemas y la forma en la que me refiero a mí, mis falsos discursos de amor propio que no sirven de nada porque termino sintiéndome así. No importa que tenga 16 años y toda una vida por vivir, porque eso lo hace aún más aterrador, hace que todo me de más miedo, saber que tengo tanto por vivir y lo poco que vivo lo vivo así.

 Sé que cuando me leas creerás que soy la típica chica que se la pasa mal, que se corta las venas, que se aísla quizás, que es fea, que ha intentado matarse muchas veces y que tiene muchos problemas familiares, pero no es así, no del todo, no me la paso mal todo el tiempo, de hecho soy muy risueña, soy una de las más inteligentes de la clase, no soy aislada para nada, soy extrovertida, presidenta del salón, estoy en el grupo juvenil de la iglesia y en el coro también, nunca me he cortado las venas y mi familia es increíble, mis padres no están separados, mi papá jamás me ha tratado mal, mi mamá menos y mi hermana es maravillosa, pero sí, sí he querido morir, solo una vez, pero no para siempre, la muerte es eterna y las cosas eternas me asustan y no me considero fea en lo absoluto, sí, no soy la más hermosa de donde vivo, pero estoy bien, lo estoy. Soy normal o eso parece, pero cada año llego a este punto, a estas historias, a estas cartas a extraños, porque cada año me rompen el corazón, de la misma manera, personas totalmente diferentes. Y no se imaginan lo aterrador que es vivir el mismo proceso cada año. Los ciclos asustan y no saber cómo romperlos simplemente te come la fibra del alma

 Tuya, Lumo.