NUNCA TE BURLES... O LAS PAGARAS CARO...

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soy Carol Pérez, de Tenerife (Canarias), y esto es algo que me sucedió tiempo atrás, y aún me estremezco nada más de recordarlo. No es la típica historia que muchos se inventan, es la pura verdad, y por primera vez la comparto en público.

Hace 6 años yo y mi mejor amiga decidimos hacer algo, de lo cual nos arrepentimos de haberlo hecho.

Corría una tarde normal de verano, ella y yo estábamos en mi casa, aburridas y sin saber qué hacer. Decidimos hacer algo arriesgado, jugar a la ouija. No pensamos en las consecuencias, pues nos lo tomábamos a broma. Fabricamos nuestro propio tablero con un folio en blanco. Decididas, empezamos.

Colocamos el vaso de cristal en el centro del tablero, e hicimos esa típica pregunta de comienzo; "Si hay alguien ahí, que haga una señal".

 ...

No obtuvimos respuesta, y estallamos en carcajadas. De pronto, el vaso salió disparado debajo de mi cama. Nos quedamos perplejas y con los ojos llenos de terror. A nuestra desesperación y nerviosismo, nos culpamos mutuamente diciendo que lo movimos alguna de las dos. Asustadas y preocupadas, decidimos romper el papel y olvidar lo que pasó; Aunque lo que cuento a continuación no se me olvidará jamás.

Varios días después, estaba jugando a la consola "WII" en el cuarto de mi madre. Me sentía realmente incómoda y el aire estaba cargado. Un acto reflejo me hizo interrumpir la partida para mirar hacia la puerta del cuarto, entonces vi lo nunca visto. ¡Una niña! Una niña me observaba desde la puerta. Era baja, tenía los ojos grises, su piel era un tono también gris, pero más claro que los ojos y su pelo era negro y lo llevaba suelto. Aún me acuerdo de esa angustia que sentí. Solo la contemplé 2 o 3 segundos aproximadamente, ya que luego un parpadeo me hizo ver con claridad, que ahí no se encontraba nada ni nadie, salvo yo. Asustada, años después me atreví a contarle lo sucedido a mi mejor amiga. Ella me advirtió que a ella después de jugar, se le apareció alguien. Me contó que al parecer pensó que era su difunto abuelo. Me contó que lo veía, y que parecía que quería decirle algo, o más bien "protegerla".

Desde entonces, ni ella ni yo volvimos a hablar del tema. Hoy, tengo 14 años, y os juro, que me sirvió de escarmiento y de lección; 'Nunca te burles, o las pagarás muy caras'. 

Terror psicologico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora