- ¿Qué tal van las cosas con Ezequiel? – Pregunto Leila.
- ¿por qué la pregunta? – Respondí inmediatamente.
- Tienes ambos ojos resplandeciendo de felicidad y ese brillo se producía solamente cuando andabas con Ezequiel. – Me respondió Leila con una sonrisa.
- ¡Eso es cierto! ¿Tú y Ezequiel están juntos de nuevo? – Exclamo Sheila alteradamente.
- Lo vi en la mañana y entablamos una conversación – Respondí sin ocultar mi felicidad.
- ¡Ya recupero la memoria! – Hablo Leila casi derramando jugo de naranja encima mía.
- No – Conteste en voz baja.
- ¡Deja ya en paz a Ezequiel! No te recuerda y eso no cambi... - Antes de que Sheila dijese su última palabra le calle la boca con una cachetada.
- ¡Amelia! – Grito Leila.
- No me importa si el mundo entero piensa que él vivirá en el olvido por siempre, da igual si su mente lo ciega y está provoca un trastorno hacia sus recuerdos o si la vacilación de su corazón lo entorpece porque yo lo amo y a mí me basta saber que él es quien gano mi corazón por eso me ganare el suyo. – Afirme toda rabiosa de ira.
- No te diré ni una palabra más - Dijo Sheila llevándose sus cosas.
[...]
Ese mismo día al llegar a mi casa desde la cocina mi padre me llamo a gritos "¡Amelia!" apresurada fui hacia él, pero tan pronto como entre en la cocina mi pierna derecha fue lastimada de un azote. Me caí y sobando el ardor de mi pierna le grité de que porqué me dañaba.
- Me llamaron de la escuela. – Dijo alzando el cinturón al aire y golpeando nuevamente mi pierna derecha.
- Duele padre ¡me arrancaras la piel si sigues así! – Gritaba en agonía.
- A mí me duele más está situación Amelia, me dejas sin opciones. – Decía el desquiciado de mi padre llorando al azotarme con su cinturón.
- ¡Detente! – Dije lanzándole una lata vacía que estaba en el suelo.
- Tú comportamiento es inaceptable Amelia. – Dijo mientras Agarro mi cabello alzándome desde el piso y añadió – Te castigare una semana entera ¡No tolerare más insubordinaciones! No celular, no televisión, no horas de descanso, se te llenara de tareas y aislamiento por todo ese tiempo. –
- Ni siquiera sé lo que te dijeron en la escuela. – Replique.
- Golpeaste a una compañera por diferir en su comentario ¿cierto o falso? – Dijo golpeando la mesa.
- Cierto – Conteste, pero también pregunte. - ¿Qué más te dijeron? –
- Sólo eso y no hace falta una palabra más. – Dijo mi padre quien gracias y por misericordia de Dios, no sabía que reaccione así por mantener mis esperanzas de volver con Ezequiel.
[...]
Mi castigo fue pesado, no tenía derecho de comer cosas dulces o con buen sabor si no al contrario pura comida insípida o salada. Mi padre vigilaba siempre que estuviese leyendo y que no tratase de escapar "¿por qué está palabra es utilizada aquí?" "¿qué significa esto?" "¿recuerdas estas características?" Me bombardeaba con miles de preguntas a cada minuto y en cuanto me cansaba un azote de cinturón me despertaba nuevamente. No es sino hasta la noche justo a las doce en punto que me mandaba a dormir. Esa fue mi rutina diaria por los siguientes siete días. Ya acabada la semana me dio la oportunidad de regresar a la escuela, pero recordándome que no quería falta de disciplina en mí y yo acepte en obedecer a partir de ahora.
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Quiero ser tuyo que tú seas yo y yo ser tú
Teen FictionEs una novela de amor entre dos jóvenes. El romance esta en el aire pero nuestro protagonista Ezequiel no se percata de esto, hay una variedad de preguntas, ¿Son las hormonas? ¿Reacciones normales ante la belleza? ¿Habrá más que eso? El nacer de un...