6« Pasado, presente y futuro

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// 2018 //

Estaba tratando de continuar, de verdad lo intentaba. Todo aquel que había permanecido para contar la desaparición de la mitad de habitantes en el universo, lo intentaba.

¿Pero cómo continuaba un padre sin sus hijos, un amante sin quien amar, un niño que perdió a su mejor amigo? ¿Cómo sobreviviría ella, que no tenía a nadie, ni nadie la echaría en falta si también se hubiera desvanecido en el aire?

Había pasado días enteros viendo a la pared, solo perdida en sus reflexiones. ¿Que más daba? El presente ardía tanto, que el simple hecho de seguir existiendo parecía inútil, patético, sin sentido.

De vez en cuando Steve la visitaba, queriendo repararla un poco. Pero ella no era un reloj descompuesto que se pudiera echar a andar de nuevo, ella no era nada, era solo un fantasma.

Una de las noches que Steve la visitaba, sacó de una de sus gavetas una botella de whisky y un par de vasos de plástico. No le daba la gana rebuscar en las alacenas para buscar el vaso apropiado... ¿Para que? ¿que diferencia haría?

El vaso del rubio lo lleno a un tercio de su capacidad, mientras el suyo lo lleno al tope. Rogers la vió interrogante, notando la diferencia.

—A ti no te sería de provecho, a mi si—le dijo recordándole que sus cuerpos no lo asimilaban de la misma manera. A ella al menos le haría olvidarse unas horas de los problemas, a él le sería lo mismo si tomaba agua o Jack Daniels.

—No me gusta verte así, Nat.

—A mi tampoco me gusta ver mi reflejo todas las mañanas— de un solo trago vacío la mitad de su bebida— Y estoy obligada a ello... Nadie obtiene lo que quiere en este juego.

—Necesitas ayuda—murmuró seriamente.

—¿Y quien me ayudará, tu?— rió sarcásticamente— No iré a tu grupito de ayuda, te lo he dicho más de cien veces.

—¿Qué es lo que quieres, Natasha Romanoff? ¿Quieres morir? Porque entonces solo habrías desperdiciado una vida— dijo con decepción.

Natasha lo vió con ojos cristalinos, a punto de romperse en lágrimas.

—¿Qué si eso quisiera? ¿Qué si no soportara la idea de vivir, en lugar de alguien que SI lo merezca?— Gritó abiertamente, no era como que alguien escucharía sus lamentos fuera de esas cuatro paredes.

Steve la vió terminar su trago y servirse otro vaso hasta desbordarlo y mojar la mesa. No soportaba verla así. Era valiosa y le dolía ver que ella no era capaz de sentirlo.

Se levantó para rodear la mesa y llegar hasta ella. La levantó por los hombros y estampó sus labios contra los de ella en un beso hambriento que ella le respondía con la misma ferocidad; pronto la ropa comenzó a sobrar y luego de deshacerse de ella, la tomó sobre la mesa sin tregua. Se entregaron lo poco que les quedaba en su interior para dar y al final solo se abrazaron y lloraron juntos por toda la soledad y culpa que sentían en sus adentros.

De fondo corrían canciones en el reproductor de música, una tras otra, mientras ellos se mantenían en silencio recostados sobre la alfombra de la sala, sus almas estaban desnudas al igual que sus cuerpos. Ya no había nada que esconder, todos los miedos habían quedado expuestos y no había nadie al rededor quien pudiera preocuparse por ello.

Honey, I know, I know
I know times are changing
It's time we all reach out
For something new, that means you too

You say you want a leader
But you can't seem to make up your mind
I think you better close it
And let me guide you to the purple rain


// 1945 //

Los dedos de Steve recorrían la piel expuesta en sus hombros y espalda, como si quisiera trazar un mapa. Sus labios le recorrían las mejillas, mandíbula, la boca... la acariciaba con toda la ternura que jamás había conocido antes.

Había intentado llevar lentas las cosas con el, pero su alma no la dejaba, quería pertenecerle, quería entregarse a él de la forma que él quisiera tomarla... con amor, con rabia... con lo que sea que sintiera por ella, pero necesitaba sentirse parte de él.

Natasha deslizó el saco de Steve, que cayó a sus pies, seguida por el fajín que cubría su cintura; desabrochó el moño en su cuello y hábilmente desabrochó los botones de la camisa blanca con solo una mano, mientras con la otra iba descubriendo la piel bajo la tela. Cuando estuvo completamente abierta, dirigió sus manos hasta sus muñecas, para deshacerse de los gemelos dejándolos sobre la mesita de té.

No habían palabras. No eran necesarias.

En sus ojos vio el mismo sentimiento que la invadía a ella... anhelo, amor. Una mezcla de ambos, quizá.

Steve se acercó lo suficiente a ella, para sostener su cara entre sus palmas, inclinándose un poco para besarla. Natasha se alejo lo suficiente para darle la espalda, volteo su rostro lo suficiente para sonreírle y pedirle implícitamente que le ayudara a deshacerse de su vestido.

Él besó su hombro y deslizó delicadamente un tirante, luego el otro, dejando que la gravedad deslizara la suave seda hasta el suelo. Delante de él una Natalia casi desnuda de no ser por la prenda que cubría la parte más íntima de su cuerpo, temblaba bajo sus manos.

—¿Estas bien?—le preguntó dulcemente, deslizando sus dedos por los antebrazos de la pelirroja.

—Mejor jamás—le sonrió cuando giró, para mostrarle su alma y cuerpo.

La mirada de él estaba llena de devoción, amor y deseo. Casi podía palparse. Tomó a Nat en un estilo nupcial, para llevarla hasta la cama... donde la amó durante toda la noche, aprendió a acariciarla en los lugares correctos, la hizo gemir su nombre y antes de abandonarse en los brazos de morfeo, la escuchó decir que lo había extrañado... que siempre lo amaría, en el pasado, en el presente y futuro.

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⏰ Última actualización: Sep 07, 2022 ⏰

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