Capítulo 6: Seducción innata

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No tenía demasiadas fuerzas, pero el olor del cuerpo de Natsu le estaba volviendo loco. Estaba muy cerca, necesitaba que se alejase, que dejase de intentar tocar su frente para saber si tenía fiebre o estaba enfermo. ¡No lo estaba! Sólo estaba excitado, sólo sentía dolor en su entrepierna. No podía evitar la erección y menos teniendo a Natsu frente a él. Todo su cuerpo reaccionaba ante la compañía.

- Natsu, por favor... aléjate, me haces daño.

- Pero...

- ¡ALÉJATE, MALDITA SEA!

- Déjate ayudar de una vez – se quejó Natsu, pero al acercarse a él, se llevó un empujón que lo derribó al suelo.

Ese chico apenas podía moverse, pero se había puesto en pie y arrastrándose por la pared, intentaba huir de él, alejarse todo lo posible, retrocediendo por el mismo camino por el que había venido. Natsu no entendía nada. ¿Qué le ocurría tan repentinamente? Unos instantes permaneció en el suelo viendo cómo Gray se alejaba por el oscuro pasillo.

Todos los meses, pasaba por esa misma sensación, por esa culpabilidad. ¡No podía evitarlo! El aroma del sexo masculino le llamaba la atención, le volvía loco y como un completo loco, se lanzaba sobre ellos. Perdía completamente la razón ante la idea del sexo. Como si fuera un animal en celo, buscaba con desesperación aquella situación, pero no quería acabar así. Si seguía al lado de Natsu... perdería la poca voluntad que le quedaba, acabaría cayendo ante él. Era muy posible que él le rechazase también, pero... no podría evitar intentar tener sexo con él hasta que remitieran los efectos. Sólo serían un par de días, tenía que aguantar hasta entonces.

¡Calor! Se estaba asfixiando, sudaba demasiado. Sabía que eran las hormonas, ese cambio le volvía loco pero pese a saberlo... llevó su mano derecha al cuello de su camiseta y la estiró un poco como si eso permitiera que entrase algo de frío. ¡No era suficiente! Seguía faltándole aire, seguía teniendo calor, así que la quitó y la dejó caer al suelo tras él.

El ambiente era fresco allí abajo, la pequeña brisa que corría a veces chocaba contra su pecho lleno de sudor, creando una ligera sensación de frío que ansiaba.

- ¡Gray! – escuchó la voz de Natsu tras él, quien se había agachado a recoger su camiseta.

- Te he dicho que te quedes ahí.

- Creo que tienes fiebre, vamos, te sacaré de aquí y buscaremos un médico.

- No tengo fiebre.

- Tus mejillas están rojas y tus ojos vidriosos, además hueles a... - se acercó hasta él, deteniendo su muñeca y volteándole.

Los dos se paralizaron unos segundos. Gray se perdía en la intensidad de su mirada, luchando por reprimir sus bajos instintos. No dejaba de llegarle ese aroma característico de Natsu. Su olor era muy masculino, sin embargo, Natsu se había quedado estático. Todo él olía a... feromonas. Era un olor que él conocía bien, se había criado con un dragón, Igneel le había explicado ya desde pequeño la reproducción de los dragones y cómo las hembras desprendían ese olor característico cuando estaban preparadas para el apareamiento. Aun así, todo era dudoso y extraño. Gray era un hombre, no podía tener esa clase de feromonas, no podía estar atrayéndole sexualmente y aun así... su cerebro ahora sólo pensaba en sexo al tenerle tan cerca.

Era un problema enorme tener el olfato de un animal en estos casos, podía saber absolutamente todo de ese chico sólo por el olor que su cuerpo desprendía. Era muy diferente al que tenía cuando le conoció el día anterior. Ahora era un aroma intenso que un humano no debería tener. Los humanos no tenían esa clase de feromonas.

Nozomi (Fairy Tail; Natsu-Gray)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora