Capítulo 4: La última defensa.

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Una lucha encarnizada trataba de debatirse en aquellas lejanas tierras. Todos los magos agotaban sus fuerzas y recursos contra uno de los enemigos más poderosos que habían enfrentado hasta la fecha. Gray miraba desde la retaguardia, le habían puesto en el grupo de defensa, él... iba a ser la última barrera de protección en caso de que las cosas se complicasen. Ésa era su misión aunque esperaba no tener que llegar tan lejos.

Confiaba en el grupo delantero, en que alcanzasen su objetivo y recuperasen lo que estaban buscando. ¡Una flauta! Una flauta que decían podía llamar a un demonio inmensamente poderoso. Con su pasado con los demonios, lo que menos deseaba Gray, era dejar uno caminando a sus anchas por el mundo.

Desde lo alto de la colina, veía a sus compañeros, todos los de la alianza estaban allí pero él... él debía aguardar sin poder hacer nada. Su magia era incluso más fuerte que la de su hermano, pero era él quien estaba en el grupo delantero. Ni siquiera podía culparles a ellos, seguramente Jiemma les había exigido traerle de vuelta sano y salvo. Ese tipo asqueroso que sólo deseaba su cuerpo, ¡no! Ni siquiera eso, deseaba el útero que tenía en su interior. Ese hombre sólo deseaba una cosa, un hijo con la fuerza necesaria para hacer grande a su gremio. Quería su magia, la que Ur les enseñó.

Estaba cansado de estar en la retaguardia. Se sentó en el suelo, observando la gran batalla frente a él sin poder participar. ¡Era aburrido y un desperdicio de su poder mágico estar allí!

- Todo irá bien – escuchó la voz de una chica a su espalda – nuestra alianza es fuerte.

- No me preocupa la batalla – dijo con un semblante serio – yo debería estar allí. No soy una maldita damisela en apuros a quien tengan que dejar en la retaguardia, puedo pelear como los demás.

Lucy mantuvo el silencio ante sus palabras. Había mucho más tras aquellas palabras, un sufrimiento que cargaba consigo. No podía entender lo que ese chico sentía, ni podía saber nada sobre su vida o su pasado, pero identificó una cosa... sufrimiento. Todo en él era sufrimiento y tristeza. Sus ojos no tenían apenas brillo, ni ilusión por nada, seguramente ni siquiera tendría un sueño o una meta en la vida, vivía el día a día y no le habría importado morir. Por eso mismo, no volvió a decir una palabra.

¡Morir! Muchas veces lo había pensado. Quizá era la mejor oportunidad para escapar de todo lo que ocurría en su vida, liberarse del gremio, de Jiemma, de su hermano... si él desaparecía... por fin tendría un poco de paz. Pero... ¡Él no era un cobarde! Él no huía así de sus problemas, pero no quería decir... que morir contra un enemigo no fuera una buena opción.

***

- ¡Maldición! – se quejó Natsu intentando ponerse en pie.

La sangre caía de su frente, cruzando su ojo y derramando finalmente alguna gota en el césped de aquel frondoso bosque. La flauta estaba en sus manos pero los enemigos no dejaban que pudiera obtener distancia. Todos allí estaban agotados, al límite de sus fuerzas y cuando el enemigo se lanzó una vez más sobre él, sus piernas no reaccionaron para ponerse en pie. Cerró los ojos esperando el golpe, un golpe que nunca llegó.

- Marcharos ya.

La voz de Gray hizo que Lyon, Natsu y otro compañero de la línea delantera le mirasen. No entendían qué hacía allí pero algo había hecho que adelantase su posición y fuera en su busca. El puño del enemigo había golpeado la palma de Gray y todo su brazo se había congelado al instante.

- Yo puedo con este enemigo de sobra, apártate tú – se quejó Lyon.

- Tu misión es destruir esa flauta, ¿no? La mía es cubriros las espaldas, así que marcharos ya, yo me ocupo desde aquí. Yo soy... la última defensa.

Nozomi (Fairy Tail; Natsu-Gray)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora