Capitulo 3

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En unas semanas, tendríamos un partido amistoso contra el equipo Lirio, un conjunto masculino de secundaria. El mero hecho de competir con equipos de secundaria era testimonio de la fortaleza de nuestro equipo de fútbol.

Lamentablemente, sería el último partido que jugaríamos juntas. Natsumi y Touko se habían convertido en jugadoras hábiles y fuertes, lo que me impulsó a enseñarles algunas jugadas especiales y técnicas secretas que ellas originalmente utilizaban. Los entrenamientos eran intensos, y sumado a los exámenes finales, era comprensible que termináramos exhaustas.

—...porque tus penas y lo demás ¡se esfuman con el huracán! —Natsumi pateó el balón hacia el cielo en el segundo giro—. ¡Hay que dejarse la piel jugando por la afición!

Utilicé la técnica especial Espada de Odín para pasar el balón a Rika.

—¡La pelota rueda, —Rika recibió el balón, usando la técnica de espejismo como chut encadenado, resultando en tres balones idénticos—... el partido es pura emoción! ¡Dalo todo para marcar!

—¡Conquista el título mundial! —Cantamos las tres al unísono—. ¡Vamos allá! ¡Hasta el final! ¡Siente el poder del Huracán!

Cada una pateó un balón con fuerza, y estos se dirigieron a la portería. Touko no logró detener el balón; cuando intentó atraparlo, este regresó a la portería marcando tres goles seguidos en menos de un segundo.

—¡Canto de la victoria! —exclamó Natsumi—. Por fin terminamos nuestra técnica especial. ¿Pero es necesario cantar?

—Por supuesto, se necesitan tiempos y jugadas precisas para esta técnica —expliqué por cuarta vez—. Y el cantar nos ayuda a marcar los tiempos.

—Sin mencionar que la canción es muy inspiradora —apoyó Rika juguetonamente—. Mina-chan se pasó dos días enteros pensando en esta técnica, lo mínimo que podemos hacer es ejecutarla correctamente.

—Bien, vamos a la biblioteca —Touko había prometido a su padre sacar un aprobado en los exámenes finales, de lo contrario sería forzada a estudiar en el extranjero—. ¡No entiendo! Siempre estudiamos juntas, sin embargo, soy la única que saca con suerte un pasable. Ustedes siempre consiguen calificación perfecta en todas las materias.

La biblioteca, situada al otro lado del campo, era frecuentemente nuestro refugio. Tareas, horas de estudio, estrategias de fútbol y pequeñas siestas, todo ocurría en una esquina de la biblioteca, nuestro santuario.

—Mentira —Rika, sepultada entre libros y apuntes, sonrió sutilmente—. Natsumi apenas pasa la clase de cocina.

La habitación era grande, con techos altísimos y tragaluces, y había un constante murmullo de ruidos dispersos, por lo que nadie podía escuchar nuestras conversaciones.

—Sí, gracias a Mina estoy mejorando mucho —dijo Natsumi, buscando una fórmula en sus apuntes de física—. Al parecer, solo debo añadir menos sal. Y bien, ¿en qué materia tienes más problemas, Touko?

—Uhm, inglés —decidió Touko. Necesitaba estudiar todas las materias de todas formas, así que el orden no le importaba mucho—. Sinceramente, todas las materias.

—Eres increíble —aseguró Rika con seriedad. Había algo tremendamente inocente en ella y, a pesar de su dolor, era evidente su dulzura.

—Se los advertí.

Touko se sentó, alisando su cabello con sus delgados dedos. Tenía la cabeza inclinada, mirando su libro de inglés, pero solo por un segundo. Al sentir nuestras miradas, levantó la vista hacia nosotras.

—Es perturbador —dije, sacudiendo la cabeza—. Sé que suele complicarse, pero... simplemente no puedo creer que no sepas los nombres de los colores. Increíble. Tu caso es muy serio.

—¿De verdad? —La frente de Touko se arrugó en confusión y preocupación.

—Lamentablemente —me encogí de hombros, intentando contener mis opiniones, aunque era difícil—. Bien, empecemos con lo básico.

Touko asintió con seriedad, anotando hasta el más mínimo detalle.

—Bien, terminamos. Mañana comienzan los exámenes finales... es bueno que repases los apuntes —Natsumi giró su cuaderno hacia Touko para que pudiera tomarlo.

—Gracias —dijo Touko abruptamente y se levantó.

—¿Le irá bien? —preguntó Rika, preocupada.

Nos levantamos y caminamos hacia la salida de la escuela, charlando sobre trivialidades. Cuando mi padre llegó, me despedí de Natsumi y Rika, subí al auto, pero estaba visiblemente molesto. Pensé en preguntarle qué había pasado, pero usualmente me contaba las cosas cuando estaba listo.

Al llegar al departamento, lo único que hizo fue tirar las puertas y arrojar cosas alrededor. Naturalmente, hice lo mismo y tiré mi bolso al suelo, quitándome los zapatos. Uno de ellos golpeó el armario con un fuerte impacto, y él me miró divertido.

—¿Qué? ¿No estamos todos molestos por algo? —pregunté en respuesta a su expresión. Él solo sacudió la cabeza y caminó hacia la cocina. Suspirando, lo seguí—. ¿Qué pasa?

Shu tomó dos platos, sirvió un poco de guisado y se dejó caer pesadamente en el sofá, preparándose para ignorarme mientras miraba su comida.

—¿Cómo va tu trabajo? —Noté un silencio poco familiar, sin sonidos de experimentos en el cuarto de al lado. Shu gruñó y pincho la salchicha con enfado—. Oh. ¿Es eso lo que te molesta?

—No es nada —respondió cortante.

—Un trabajo surgió, ¿verdad? —Me senté en la silla cercana a él, y él solo agitó la cabeza, negándose a hablar del tema—. Realmente no me molesta, papá.

—Te hacía ilusión ir al Raimon —murmuró Shu.

—Solo es un año, ¡puedo ingresar en segundo!

—Tienes razón, lo siento —Shu suspiró y descansó su cabeza en la silla, su expresión se suavizó un poco—. ¡Me aseguraré de que eso pase! ¡Definitivamente te graduarás en el Raimon!

¡EH! ¡¿Reencarne en un Anime de Futbol?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora