Esquivando balas

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Aprendí que un tropezón no es una caída, que todo en la vida vuelve, que no hay mal que por bien no venga, que con voluntad y esfuerzo todo resulta más fácil, que lo más valioso de la vida es la familia y los verdaderos amigos, que no se le llora a quien no te valora, que por más tropezón, caída y obstáculo que se interponga en mi camino mi objetivo es levantar la cabeza y seguir adelante. Es seguir siendo feliz.

Durante toda mi primaria nunca tuve una figura paterna como tal, pero nunca me importó por qué cuando no conoces algo no te duele su ausencia. En ese tiempo solo tenia a mi abuelo, él creó en mi muchas expectativas sobre el amor en una relación, el amor de un padre y el apoyo de un verdadero amigo, él fue la persona mas maravillosa en todo el mundo, lo amo y lo ame de una manera desenfrenada, un amor puro, un amor de una niña a su abuelo. Él solía comprarme mis pasteles de cumpleaños, conocía todos mis gustos en dulces, pasteles, él conocía hasta mi color favorito, recuerdo cuando me compraba muñecas y se quedaba a jugar conmigo toda la tarde, siempre que venia a verme me traía algún regalo o dulce, lo amaba por la forma en la que me sentía cuando estaba con él, me sentía protegida, amada, feliz, él era el mejor papá del mundo, También iba conmigo a cada evento de mi escuela en el día del padre, yo era realmente feliz cuando estaba con él. Me enseñó mucho sobre el amor y la humildad, me enseñó que no importa cuantas veces te caigas, siempre te levantaras, no importa cuanto te lastimen, siempre vas a sanar y que el amor es la fuerza mas poderosa en todo el universo, mi abuelo lo era todo para mi.

Con él podía ser yo misma sin miedo a que me juzgara, apoyaba todas mis ideas y sueños, yo solía dibujar para él y siempre me decía que dibujaba como artista y que en el futuro yo seria muy famosa, me hacia soñar, me hacia feliz. Pero estaba enfermo, siempre me enseño todo lo bonito de la vida, pero jamás me enseño a vivir sin él, jamás me dijo que al final todo se acaba y que tenia que aprender a vivir sin él, que me enseño a ser fuerte pero nunca me dijo que él un día dejaría de venir, que dejaría de hacerme feliz, jamás me dijo que se iba a ir, que me iba a dejar y ahora me tocaría poner en practica todo lo que me enseñó.

Con el tiempo solo dejó de venir a verme pero yo creí que estaba ocupado trabajando por que él era vigilante, pero no, dejó de venir por que ya no era capaz de transportarse de un lugar a otro por que estaba perdiendo la vista, mas bien ya la había perdido y yo ni siquiera lo sabia, todos lo sabían menos yo, eso fue injusto, yo debí estar ahí con él, visitándolo, llevándole dulces como él lo hacia conmigo, pero no lo sabia y jamás le pude decir adiós.

Un 13 de septiembre de 2015 cuando regresaba de la escuela y llegué a casa, noté algo raro, el ambiente estaba tenso, todos me veían y no sabían como hablarme, entonces mi mamá se acercó a mi y me dijo "amor, tu abuelo ya no podrá venir a verte mas, él se fue y ya no podrá volver jamás, ahora te cuidará desde el cielo"... yo solo sentí como me partía por dentro, me sentí rota, vacía, sola, extremadamente triste, solo salí corriendo y me quede en mi habitación llorando como si no hubiera un mañana, eran las 3pm y yo salí de mi cuarto hasta las 10pm y no podía deja de llorar, ya todos estaban como si nada y yo no podía dejar de llorar, tenia 13 años cuando mi papá-abuelo me había dejado para siempre, supe que ya nada seria igual.

Los meses pasaron y ya era diciembre, llegó el día de mi cumpleaños pero no fue lo mismo, ya no había un pastel como los que mi abuelo me traía, yo deje de comer pasteles, dulces, gomitas y todo lo que me recordaba a él, dejé de tener esa chispa que tenia cuando estaba con mi abuelo; no fue hasta marzo de 2016 cuando por fin me llevaron al panteón a verlo y no podía creerlo, no podía dejarlo ir, no sabia como, no sabia decir adiós, en ese momento mi vida se regresó a ese 13 de septiembre, volví a estar rota, sola, triste...

Pero eso mismo me dio la fuerza para seguir adelante y poner en marcha todo lo que me enseñó por años, 13 años para ser exactos.

Entonces me di cuenta que al final si me enseñó a vivir sin él, si me enseñó que no todo dura para siempre, que tenemos que aprender a decir adiós y soltar lo que ya no está. Incluso en la ausencia de su ser, incluso a la distancia me enseñó que el amor existe y que nada iba a importar por que él siempre iba estar conmigo y siempre lo estará.

P.D abuelo, donde sea que estés en este momento quiero darte las gracias, por ser tu quien día a día iluminó mi camino, por creer en mi siempre, por enseñarme a dar lo mejor siempre, por hacerme fuerte y lo mas importante, me enseñaste que era el amor, me enseñaste que merezco mas y por ti, por mi, por nosotros luchare día a día hasta cumplir nuestros sueños y cuando los haga realidad miraré al cielo y diré "lo hice abuelo, lo logramos".

La trágica muerte de una soñadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora