III

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Tokito apreciaba el cielo, viendo cómo las nubes se movían con lentitud y calma. Desearía ser una nube...

Un grito lo hizo conciente de la realidad.

—¡Muichiro-kun, lo siento no te ví!—Kanroji se sonrojo a más no poder al haber caído tan torpemente prácticamente sobre el pilar de la niebla.

La tenía entre sus brazos, y con su expresión tranquila dijo;

—Kanroji-san, eres más ligera de lo que esperaba.—Pudo ver ese rostro pálido volverse rojo, como siempre ella era muy...—Linda.—Se le escapó, pudo ver el vapor salir de la cabeza de Mitsuri mientras cubría su rostro.

—¡Muichiro-kun no seas tan amable conmigo!—Fantasiando se levantó rápidamente para no molestar más al joven, debía reaccionar, él era demasiado joven, habría malos rumores si se casaban, porque si, Mitsuri ya había considerado su boda con el pilar ahí presente.

—Kanroji-san siempre es amable conmigo, así que intento serlo también.—Michirou podía admitir que la pilar del amor era de las pocas que de verdad podía decir que le tenía estima, aunque aveces enloqueciera pensando en cosas raras.

—Muichiro-kun.—Mitsuri le sonrió con suma ternura, el joven sonrió ligeramente, esa dulce sonrisa era idéntica a la de su querida madre.—¡Y-Ya se, como disculpa, ¿Te gustaría comer unos dangos conmigo?!

El pilar lo pensó un poco, y al verla temblar nerviosa asintió.

—Esta bien.—Apreció una pose de victoria en la pilar del amor.—Por cierto, Kanroji-san... ¿Por qué saliste volando de la nada?

—Oh...—La joven sudo frío.—Yo... estaba escapando.—Michirou frunció el ceño, ¿Acaso alguien deseaba lastimar a este ser de luz y amor?—Sin quererlo pise la cola de un pobre cachorro y la madre me estuvo persiguiendo, así que tuve que correr de vuelta y sin poder evitarlo caí sobre ti.

Su preocupación se fue, esa mujer era seriamente especial...

—Ah, en esta tienda siempre compro dangos con Iguro-san, creo que le compraré unos de paso.—Sonriente se adentro a la tienda y al comprar el dulce se sentó con Tokito.—¡Cómo siempre es muy delicioso, ¿Verdad, Muichiro-kun?!

—Si...—Murmuro, volteó a verla y al observar la bolsa para Obanai quiso preguntar.—Kanroji-san.

—¿Si?—Ese rostro tan brillante empezaba a cegarlo.

—¿Es cierto que estás saliendo con Iguro-san?—Notó como ese rostro enrojeció.

—Ah... ¿T-Tú también, Muichiro-kun?—Avergonzada hizo un puchero.—Iguro-san y yo somos amigos, ¿Por qué todos malinterpretan nuestra relación?

—Tal vez porque son muy cercanos.—Kanroji frunció el ceño.

—¡Soy cercana con todos los pilares!—Gruño, avergonzada.

—Pero tú eres la única cercana a Iguro-san, él usualmente crea un muro cuando se relaciona con el resto, pero contigo es amable y abierto, también se preocupa por ti, sin mencionar lo mucho que le gustas.—Explicó, noto ese rostro pálido ponerse otra vez rojo, demasiado, mucho.

—¡Iguro-san es así con todo el mundo!—Mentira.—¡Y no le gusto!, No me gustan estás bromas, Muichiro-kun.

—Lo siento.—El más joven suspiró.—Supongo es obvio que no estás con Iguro-san, después de todo es un cobarde cuando se trata de sus sentimientos.

¿Eh?, Tal parece no había cambiado la opinión de Michirou en lo absoluto.

Pero seguía siendo imposible.

¿Cierto...?

Tú le gustas | ObaMitsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora