El comienzo de todo

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Kouyou era un joven de veinte años, estudiante de gastronomía, que al igual que todo chico de su edad se creía el dueño del mundo. Osaba jugar con las situaciones que se le presentaban puesto que nunca había salido mal parado de ellas, pero como bien dicen: "siempre hay una primera vez", al castaño no sólo el tiempo se encargó de marcarle la vida de forma permanente, sino que también el destino que creía dominar le demostraría que jamás tuvo el control que creía sobre él adjunto a una que otra sorpresa.

Todo apuntaba a que aquella iba a ser una de las mejores noches de su vida, al local en el cual trabajaban Akira (su mejor amigo) y él llegaron un par de invitaciones para la que sería una de las fiestas electrónicas más grandes que se haya visto en el lugar.

La noche no tardó mucho en llegar y la gente se aglomeraba por doquier, el ambiente era fresco y a decir verdad llamaba a la locura. Era el momento preciso para desinhibirse completamente y ser quién se quisiera, alcohol y drogas era lo que más predominaba, siendo ahí y así como entre tanto movimiento y roce se vieron.

En un principio tan sólo fue una ojeada fugaz y algo sin importancia,  mas luego el castaño al notar que estaba dentro del campo visual ajeno no pudo evitar continuar con aquel "juego" de miradas, sonrisas, y uno que otro gesto que terminó por acercarlos.

—¡Genial! ¿no?!— Gritó el pelinegro cerca de su oído puesto que por el alto volumen de la música le era imposible hablar de forma normal. 

—¡Sí! ¡Es sensacional! ¡Hacían falta este tipo de cosas en esta ciudad tan aburrida!

—¿Eres de acá?!— El moreno parecía bastante interesado, y a decir verdad al más alto de ambos no le era indiferente. La respuesta fue un asentimiento. —¿Cómo te llamas?! 

—¡Kouyou! ¡Pero me dicen "Shima"! ¿Y tú?! 

—¡Yuu! ¡Sólo Yuu!

Breve charla de presentación fue secundada por la risa de ambos, continuaron entonces con su atención puesta en los dj's, la música, dándolo todo y más con sustancias varias corriendo por su torrente sanguíneo. Claramente era de conocimiento mutuo que desde un principio hubo cierta "conexión", aquello fue motivo suficiente para que todo lo que restaba del evento se la pasaran bailando y moviéndose juntos, Akira se había perdido por algún lugar pero a Kouyou poco y nada le importó, dado a que se sentía muy a gusto junto a aquel chico ya no tan extraño.

—Estoy muerto—  El evento había terminado hacía pocos minutos atrás y ahora mismo Yuu se encontraba junto al castaño a las afueras del lugar en donde se había llevado a cabo todo. —¿Te divertiste?

—No recuerdo haberme movido tanto en la vida. Todavía sigo con la adrenalina a tope.—Comentó entre risas el más alto contagiando a su interlocutor. —Tú no eres de acá ¿verdad?

—No, vivo en Tokio. Vine aquí a visitar a un amigo que de hecho por ahí debe andar. 

—Ya veo. Yo también vine con un amigo pero desapareció. De seguro debe andar ligando por ahí, es especialista en eso.

—¿Y te deja solo? Yo si fuera él no lo haría.— Ante su comentario el más alto enarcó ambas cejas, gesto que no pasó desapercibido para el moreno que se aprontó a aclarar: —Lo digo por la inseguridad y todo eso.


Kouyou bufó risueño.

—No es como si me fueran a matar o raptar, no aquí. Aparte, ¿crees que no me sé defender?

—No he dicho eso. 

—Lo has insinuado.

—Para nada. No pongas palabras en mi boca, "U-ru-ha".

Lo hice por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora