Avance y retroceso

27 3 2
                                    


Si el que Kai conociera al niño le parecía extraño, ver a Uruha en ese momento fue lo que bastó para que terminara de desmoronarse; habiendo vislumbrado por fin el rostro del menor cayó en cuenta del notable parecido entre él y el castaño, aunque a su vez identificó ciertos rasgos que se le hacían aún más familiares, claro, con el pasar de los segundos desechó todo pensamiento intrusivo puesto que era un creencia que sacaba del anhelo que sentía porque fuera mentira que Kouyou se hubiese entregado a alguien más.

Se llevó una mano a los labios para cubrir su expresión de impresión, sus ojos automáticamente comenzaron a humedecerse y el corazón amenazaba con escapársele del pecho... ¿O sea que todo ese tiempo estuvo con el hijo de Uruha?

Por otra parte Kouyou no sabía qué hacer o decir, el silencio del lugar era tal que amenazaba con taladrarle los oídos, como acto reflejo al momento de encontrarse con la figura ajena se paró de espalda frente a Akira para que el moreno no pudiera seguir observando a Takanori.


—¿Qué pasa Shima?— Indagó el niño al verle actuar así.

—Taka, precioso...— Intervino Kai —¿Te parece si vamos con tío Reita por unas fresas? Así de paso te enseño la cocina que tanto querías conocer.— El menor automáticamente accedió elevando los brazos al aire victorioso, por otro lado Akira con el ceño fruncido y sin apartar los ojos del azabache fue prácticamente arrastrado fuera del lugar por el chef ejecutivo, el mismo que cerró la puerta tras de sí para dejar a los otros dos completamente solos.

—Kai... ¿Por qué Yuu y mi Shima se quedaron viendo así?— Preguntó curioso el infante mientras iban hacia la cocina.

—Eh...

—Es que tu Shima es tan lindo Taka, que Yuu se impresionó al verlo.— Respondió Akira para alivio de Kai.

—Ah...— Pronunció el menor medio pensativo, mas luego asintió convencido. —Bueno, síes cierto, mi Shima es hermoso pero... ¿Por qué no vinieron con nosotros?— Volvió a preguntar.

—Porque... Porque Shima le va a enseñar algunas recetas.— Esta vez Kai contestó un tanto nervioso.

—Oh... Entiendo... ¿Y por qué el señor bonito tenía lág-

—Ya basta Takanori. Toma.— Akira cortó de golpe sentándolo sobre una de las encimeras de la cocina entregándole un plato con un par de fresas que tomó por ahí, Kai en tanto observó la escena a cierta distancia, alternando la mirada entre el niño y el rubio. —¿Habrá sido buena idea dejarlos ahí dentro? ¿Qué te asegura que Kouyou no salió corriendo?— Indagó el rubio en tono sutil.

—De haber sido así ya habría venido a buscar a su hijo ¿no crees?— Akira asintió —Ya cálmate hombre, no es como si se fueran a matar. Creo.— Murmuró con algo de duda.

—No sé si llegarían a tal extremo, pero espero tengan algo de decoro y no empiecen a recordar viejos tiempos en tu oficina porque ahí sí qu—


—¡¡MÁS FRESAS!!— Ambos volvieron la mirada al menor que desafortunadamente interrumpió la escena. —Por fis...— Hizo un tierno puchero mientras extendía el plato vacío hacia Kai, quien enternecido comenzó a atender a Takanori poniendo toda su atención en él y de alguna forma pasando por alto la seguidilla de especulaciones que Akira podía tener, lo conocía, no iba a quedarse tranquilo hasta que tuviera a su amigo de vuelta.






Los segundos seguían pasando y ninguno de los dos articulaba palabra -cosa que enojaba al moreno de sobre manera-, mas no por esperar que el otro dijera algo, sino por ser él mismo quien no se atreviera a mover los labios. Con el tiempo transformándose en incómodos minutos fue que por fin escuchó algo más que sus respiraciones.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 09 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Lo hice por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora