Como era sábado, ese día bien temprano habían ido a un nutricionista que les indicó qué tipos de alimentos debía ingerir su hijo para que el medicamento recetado no tuviera contratiempos en él. Básicamente debía ser una más nutritiva, sin fritos, harinas, azúcares, grasas, en exceso; preferiblemente una dieta natural o lo que se recomendaba a deportistas.
Luego de ello, habían continuado por ir al mercado y comprar lo necesario para la semana.Después de la charla que la mujer tuvo con la especialista, solo pudo preocuparse más por su pequeño. En ese breve lapso en el que estuvieron a solas, ella le advirtió de posibles repercusiones del medicamento, las contraindicaciones, el régimen que debería llevar el muchacho, la rutina, las sesiones que tendría con ella y sobretodo, total control y acompañamiento del menor.
Mezclar su medicina con alguna otra en específico, podría ser mortal, así que, aparte de notificarle a su hijo que no podría tomar otro además del tratamiento porque sería peligroso (no quería que supiese exactamente lo que ocurriría, precisamente quería evitar preocuparlo en demasía), también se reservó una de las cosas más importantes que debía hacer, y por la cual debía mantenerlo controlado y acompañarlo lo máximo posible. Así que, ella cocinaria lo mismo para los dos, como dijo la muchacha, necesitaba salir y despejarse, no mantenerse todo el tiempo encerrado. Ella iría con él el tiempo que tuviesen libres a caminar u alguna otra cosa." ㅡ Hacer ejercicio es una buena y saludable manera, no solo de mantenerse en forma, sino también para combatir la depresión, no logrará efectos inmediatos, pero si mejorarán el estado actual. ㅡ "
Todo y cada una de las cosas que le indicó, lo decía con un semblante serio y dedicado.
Notó que uno de los primeros "efectos secundarios" era que tuviese la boca reseca y bebiera suficiente agua, lo bueno de aquello es que normalmente no tomaba lo recomendado y ahora, lo hacía. No era mucho pero, poco a poco iba notando que los cambios físicos mejoraban, ya no presentaba esas horribles ojeras, el rostro pálido, no estaba tan fatigado gracias a las horas de sueño.[. . .]
Era lunes. Luego de que su hijo saliese de clases lo esperó en la parada del metro para de allí tomar un autobús e ir al consultorio.
Ésta vez tuvo que quedarse afuera esperando a que su sesión acabase, bajo del segundo piso del edificio, más bien era un centro de rehabilitación. En el primero había una zona, una sala de estar, donde de la expendedora se sirvió un humeante y delicioso capuccino que se dedicó a degustar en silencio en una de las mesas. En lo que aspiraba con calma su aroma, de la manera que ésta inundaba sus fosas, los pensamientos lo hacían en su mente.
Miraba con melancolía el oscuro líquido que la reflejaba. Sintió como alguien tomaba asiento frente a ella pero no le tomó importancia, pensar en su hijo la mantenía ocupada, sobre todo al recordar lo sucio que estaba su uniforme y los rasguños en su rostro. "ㅡSólo fue porque no tuve cuidado hoy en la clase de gimnasiaㅡ." Quisiera creerle, que no era un mentiroso, era tan amable y bueno, lo hacía solo para no preocuparla y lo sabía, sobre todo porque los únicos días que el tenía gimnasia eran los miércoles. Irremediablemente unas ligeras lágrimas se deslizaron por sus mejillas y sus labios se apretujaron para no sollozar.ㅡ ¿Se encuentra bien?
Una dulce voz le llamó, de manera torpe con el dorso de su mano limpió las traviesas lagrimas y asintió.
ㅡ Si, estoy bien jajaja soy una sensible sin remedio ㅡ Cerró sus ojos y sonrió al frente ㅡ Gracias por preguntar.[. . .]
ㅡBien Izuku ¿Cómo has estado?
La muchacha de forma amable le preguntó con una suave sonrisa sentándose en su sillón correspondiente, frente a un pecoso recostado en el otro usado habitualmente por sus pacientes.
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Be My Hero.
RandomUn trágico relato sobre los efectos de años de abuso y un detonante que acabaría con todo. ¿No era esto lo que siempre querías, Kacchan?