Amelie.
Bebió del café amargo que solía prepararse todas las mañanas, con el cansacio haciéndose notar en su mirada contorneada por unas remarcadas ojeras y los ojos enrojecidos.
Pero como evitarlo, si las peleas con su novio eran la causa de tremenda fatiga, a la cual, lamentablemente, estaba acostumbrada, pero era su propia culpa, pues no era capaz de dejar a su novio a pesar de lo mal que se comportaran entre sí, de su frialdad, los celos que le provocaba al coquetear con otras chicas, entre muchos pequeños detalles más.
Se distraía tratando de leer un libro, o ver de vez en cuando las redes sociales, inclusive el perfil de su chico, pues stalkearlo, para ella, era muy normal, una cosa más de su rutina.
Se vistió adecuadamente para salir al trabajo, pues seguía en pijama, despeinada y destrozada. Se encaminó a su trabajo, la florería que pertenecía a su abuela, y es que, desde pequeña adoraba cualquier cosa cultivada en el huerto de su abuela, los olores de las flores y los colores de estas (aunque no los notaba a la perfección por su daltonismo).
Aquella gran florería era reconocida en toda la ciudad, por lo que se llenaba de gente todos los días, manteniendo ocupada a la chica y sus trabajadores, porque, bueno, ella es la jefa. Mientras seguía con sus labores solía desatenderse de su celular, el cual veía horas más tarde, pero ese día no se creía lo que veían sus ojos, cristalizados.
- " Tenemos que terminar. "
Tres simples palabras bastaron para hacer su corazón añicos, aunque lo ignoró, forzándose a sí misma a pensar que esa relación no había ocurrido nunca, porque no le gustaba pasar el tiempo enrollada en esas tonterías, o eso decía ella, porque muy por dentro, era conciente del enfermizo amor que le tenía, al que no podría desaferrarse en tan pocos momentos...
Un par de días más tarde, mientras fumaba un cigarrillo en el balcón de su casa, stalkeaba al chico, quien parecía vivir una vida completamente distinta, después de conocerla a ella. Sí, otra ella, otra chica, alguien por quien parecía de verdad quererlo darlo todo, que le había enamorado completamente. Eso, eso sí le rompió el corazón.
Siguió con su rutina, pero no contaba con que el idiota de su ex-novio compraría flores para su chica en la misma florería de su ex-novia, quien estaba sentada cerca suyo.
El chico se acercó, con una sonrisa socarrona, bromeando con la situación que ella consideraba frágil por lo difícil que le era superarlo, así que con una voz que parecería romperse pronto, tan sólo se dedicó a decir...
(Traducción: "Tú me lastimaste. Quiero que te vayas. Sólo vete." )
Ese día se retiró temprano, fue a su casa y se vistió con las prendas más cómodas que encontró en su armario, lloró por horas y vio series románticas para insultarlas y enfadarse porque sabía que eso no le pasaría a ella.
Dadas ciertas horas de la noche, salió directamente al único bar que conocía, el Bar Washington, para, ya saben, beber un poco y olvidarse de su ex-novio.
En el lugar, se sorprendió al encontrarse con uno de sus mejores amigos, Zackary, tan solo y bebiendo. Comenzaron a conversar sus pequeñas desgracias amorosas, sin contar que no eran los únicos con el corazón roto ese día...
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the broken hearts club.
Novela Juvenil"ᴄᴏᴍᴇ ʙᴇ ᴛʜᴇ ɴᴇᴡᴇsᴛ ᴍᴇᴍʙᴇʀ ᴏғ ᴛʜᴇ ʙʀᴏᴋᴇᴍ ʜᴇᴀʀᴛs ᴄʟᴜʙ..." - gηαsн. Muchas historias, un mismo final: corazón roto. Pero, ¿qué pasa cuando 4 chicos deciden crear el club que lo cambiará todo en sus vidas? Bueno, ve al Bar Washington #521, piso inferi...