Capitulo 6

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Capítulo 6

Oscuridad

Caminamos en silencio y durante el camino pensé que  tal vez fui algo dura al decirle que no se ilusionara, pero había algo más que me intrigaba, quería saber más de él, ¿Acaso nuestros pasados tenían algo en común o solamente quiere parecer el típico chico sin sentimientos? Un olor muy agradable logró distraerme de mis pensamientos y la sensación de hambre se apoderó de mi estómago.

-Huele bien - intenté romper el hielo con mi comentario-

-¿Tienes hambre? Si quieres podemos comprar algo - su tono era diferente pero no se dio vuelta en ningún momento -

-Si quieres, no tengo prisa - pero si tenía mucha hambre -

-Vamos, yo invito esta vez - sin mirarme entró al restaurante de donde salía ese olor tan delicioso-

-Anda escoge la mesa que quieras.

No dije nada y busqué una mesa, Ren se quedó hablando con un señor en la entrada, no sabía si era algún mesero o un amigo. El restaurante estaba casi lleno de parejas que reían y parecían pasar un rato muy agradable, por un segundo me hubiera gustado ser como ellos, reír sin que nada me preocupara.

-Sí que eres lenta hasta para elegir una mesa - Su mano empujó con delicadeza mi espalda-

-Perdona es que estaba... No es nada, lo siento - sacudí mi cabeza- mira esa mesa parece perfecta.

- Donde tu gustes señorita, la sigo - su tono había regresado al de costumbre, sarcástico y seductor al mismo tiempo-

-Cuanta amabilidad - sin pensar me dirigí a una mesa que estaba hasta el fondo del restaurante-

Nos sentamos y nos miramos fijamente por unos segundos, siempre que veía sus ojos me absorbía una oscuridad tan intensa que parecía llamarme, él se dio cuenta que estaba perdida en sus ojos pero no hizo nada solo apoyo su codo sobre la mesa y apoyo su barbilla sobre su mano, puso toda su atención sobre mi, supongo que su curiosidad aumentó al verme tan enfocada en él.

-Perdón por la tardanza, aquí está su orden, ¡que lo disfruten! - dijo un mesero trayendo pedazos de carne cruda a la mesa-

-Arigato - dijo Ren tomando el plato y sonriendo al mismo tiempo-

- ¿Carne cruda? Ni creas que me comeré eso sin cocinarlo antes - dije con una expresión de extrañeza -

-Jajá, siempre tan divertida, es obvio que la vamos a cocinar, ¿observas ese círculo que se encuentra en el centro de la mesa con unas rendijas? pues es como un asadero, pones la carne, esperas un poco y ¡bingo!, la comida esta lista - Tomó un pedazo de carne y la puso en el asadero, el sonido que produjo la carne al cocinarse me abrió mucho el apetito -

-Mmm, perdona, ¿recuerdas que no soy de acá?, aún me falta aprender muchas costumbres - me sonrojé y solo me quede mirando los palillos - 

-Por la forma en que ves los palillos, quiero creer que no sabes usarlos ¿cierto? - una pequeña sonrisa se formó en su rostro y me acerco un par-

-Tienes razón no los se usar, pero seguro que no es difícil - intente darme ánimos y tome el par que me había acercado-

-El truco es poner un poco de fuerza en los dedos, deja que te enseñe - me tomó la mano y puso los palillos en una posición que al inicio se me hizo incómodo, pero después de un tiempo me acostumbré-

-Vale, vale, creo que ya sé cómo se usan estas cosas - tomé un pedazo de carne y lo puse en el asadero-


Durante la comida el ambiente entre nosotros dos se fue volviendo menos tenso y más agradable, hablamos sobre nuestros gustos de música, películas, ropa, colores, deportes, amor, desamor, amigos, cosas que extrañaba de mi antigua casa, mascotas, etc...

-Hemos hablamos de todo pero quiero preguntarte algo importante - dijo Ren tomando un trago a su bebida, mirándome fijamente -

-¿Qué sucede?- dije sorprendida y al mismo tiempo curiosa -

-¿Por qué me miras tanto a los ojos?, pareciera como si yo - en ese instante sonó su celular y no pudo terminar su pregunta -

Sentí como mi corazón se aceleraba pues había notado que lo miraba como una tonta y no sabía que responder, sentí mucha curiosidad al saber el final de su pregunta pero pude notar como sus ojos se abrieron con sorpresa y me miró aterrado, no sabía que pasaba pero su expresión no era nada tranquilizante.

-¡Tenemos que irnos Abi! - dijo rápidamente, se levantó y me tomó del brazo-

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