El cuarto angustioso y la calle de la soledad

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Encontré una sala de espera. La alergia es aún peor. Quería continuar repasando nuestro amor en aquellos mensajes, acto casi imposibilitado por la innumerable cantidad de estornudos. Como quiera continué la búsqueda logrando una lista de canciones que nos dedicamos. Aprovechando el momento de soledad envíe una lista pequeña de las que quería en nuestra celebración a Daniel.

Me tomo un descanso, camino por los pasillos buscando un baño, pero había pasado mucho tiempo ya esperando que saliera del cuarto angustioso. Así que caminé un rato. Al mirar por la venta me percató que estoy mirando una calle, una calle muy bien recordada. No es recordada por las miles de veces que la he conducido, tampoco porque sea bella (realmente es el antónimo), es porque la he caminado, y la he andado.

Esas caminatas fueron en un momento preciso de los recuerdos más amargos del comienzo de nuestra relación. No olvido como un camino de seis cuadras duraba instantes y lágrimas. Recuerdo que comía sólo y me auto-compadecía; la rabia y la frustración me acompañaban en el camino. No creo que haya superado todo eso yo solo, mucho menos con la ayuda de mis acompañantes del callejón de la soledad. Solo hay Un Ser que me fortalece y le dá propósito a esas andadas- Dios.

¡Al fin! Se abre la habitación de las preguntas sin respuestas y sale ella. Le pregunto que cómo está todo. Solo me mira con ojos grandes, llenos de vacío, llenos de incertidumbre. Me pregunta:
Ella- "¿Por qué miraba hacia arriba cuando le hablábamos?"
Yo- "no sé mi amor" (abrasándola)
Cuando pasa el momento le digo:
Yo- ¿Qué te recuerda esa calle?
Ella- "No sé. Estoy desubicada"
Yo- "detrás de donde vivía antes"
Ella- "¡Ah! Si. Pues no recuerdo nada particular"
Yo- "A mi si"

 Pues no recuerdo nada particular"Yo- "A mi si"

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Estos días; los pasados, los presentes y los porvenirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora