†Mis antepasados†

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Atravesé una enramada espesa y, cuando me libré de aquella fronda opresiva, me encontré de pronto en un viejo cementerio. 

Andaba recorriendo algunos valles y arboledas que en el pasado vieron prosperar a mis antepasados.   Había recuperado un pequeño terreno en la zona y allí construí mi hogar. Siempre que podía daba paceos por aquella campiña, y casi inevitablemente terminaba sintiendo un poco de nostalgia y añorando algo que nunca había vivido. ¿Se puede sentir nostalgia por algo que nunca se vivió? Sí, siempre y cuando se sea un soñador, y se tenga la certeza de que nuestros antepasados anduvieron por allí. 

Cuando veía un sendero pensaba: “¿Usarían este sendero mis ancestros?”, al costear algunos de los arroyuelos que atravesaban los campos especulaba “¿Se bañarían aquí en el verano? Tal vez los niños lo hacían”, y me los imaginaba chapoteando entre risas.

Con el paso de los días fui encontrando los ya antiguos cimientos de las casas. Que desolada estaba toda la zona ahora. Pensé mucho en eso. Sabía que mis antepasados se habían retirado de a poco hacia la ciudad, y que fueron vendiendo sus propiedades, entonces, ¿por qué no había nuevas familias por allí? Las tierras eran fértiles, había mucha agua. No entendía. 

Terminé deduciendo que por alguna razón aquellas tierras eran indeseables. El terreno donde alcé mi casa me salió bastante mas barato de lo que había supuesto, eso era otra prueba. ¿Por qué no querían vivir en la zona? 

Con la idea de resolver eso, cuando hacía compras en el pueblo mas cercano, discretamente fui desarrollando una pequeña investigación, preguntando algunas cosas como al pasar, como a quien se le ocurre algo en el momento.  El descubrimiento fue asombroso: consideraban que aquellas tierras estaban malditas porque, una gran familia que solía adorar al Diablo había vivido en ellas mucho tiempo. ¡Que increíble! Mi familia… 

Por suerte no me presentaba diciendo mis dos apellidos, porque uno los hubiera espantado. ¿Cómo podía ser que nunca hubiera escuchado sobre el asunto?  Haciendo un gran esfuerzo por recordar, vinieron a mi mente algunas respuestas extrañas de mis abuelos y mis padres, algunas claras intenciones de cambiar de tema cuando los interrogaba sobre nuestros antepasados, y una percepción muy lejana de una sensación: que me ocultaban algo. 

Ahora había descubierto un pequeño cementerio que, probablemente, casi con seguridad, estaba repleto de las tumbas de mis antepasados, tal vez todo el cementerio era de ellos. 

Desparramando una mirada por el lugar supe que estaba abandonado. Quedé parado en el mismo lugar no sé cuántos minutos. Había estado buscando huellas de mis raíces, y allí estaban, pero ahora sabía sobre aquel rumor que ensombrecía a la familia. ¿Sería cierto?

Después pensé que las zonas rurales siempre están llenas de leyendas y cuentos de terror. Casi todos supuestamente han visto algo o escuchado algo, o conocen a alguien que vivió un suceso inexplicable, que sin embargo siempre le encuentran un origen sobrenatural. Una mentira puede dispersarse, hacerse rumor, leyenda con el tiempo, y terminar siendo algo que todos afirman.  Tenía que ser eso, pura habladurías. 

Empecé a recorrer el cementerio. Abrí pastos y tiré de algunas enredaderas para poder leer la inscripción que había en una lápida. Era de un antepasado. Lo mismo pasó con otra, y otra, solo había familiares allí.   

Estaba tan impresionado que perdí la noción del tiempo. Comprendí lo avanzada que estaba la tarde cuando vi que el cielo se estaba poniendo gris, y el bosque que cercaba al cementerio se encontraba negro de sombras.   En ese instante también me di cuenta de otra cosa; había zigzagueado entre las lápidas descuidadamente, y ahora no recordaba por dónde había entrado, y ál no ver el Sol había perdido la noción de hacia dónde estaba mi hogar.  Mas si bien me preocupé algo por un momento, después pensé que bastaba con que saliera de allí hacia cualquier dirección, y al apartarme del bosque me orientaría de nuevo. 

Había llegado hasta el lugar con mucha dificultad. El bosque formaba una verdadera cerca natural. Las ramas se tejían entre si, y al intentar meterme la fronda me empujaba hacia el cementerio casi como un resorte. Tenía que encontrar el lugar exacto por donde había accedido.  Intenté en vano en varios puntos. Mientras tanto oscurecía rápidamente. De entre las lápidas empezó a elevarse una bruma aterradora. 

Solo tenía que sortear aquella barrera vegetal, pero era tan enmarañada que mis esfuerzos eran inútiles.  

Ya estaba de noche cuando encontré un lugar menos apretujado, supe que había entrado por allí. Hubiera sentido un gran alivio si en esos momentos no hubiera escuchado aquellos ruidos. Eran pasos, muchos pasos andando por el cementerio. Me aterré espantosamente. Atropellé la fronda sin voltear. Como igual no veía nada en aquella oscuridad, avancé protegiéndome el rostro con los antebrazos para no perder un ojo en una rama. Detrás de mí aumentaban los ruidos; ahora eran voces, algunas me llamaban por mi nombre con una voz quejumbrosa y lenta: “Fernando, ven con nosotros”, me decían “Solo tienes que aceptarlo a Él, y serás uno de nosotros. Fernando…”. Ahora todas las voces clamaban mi presencia. Algunas eran infantiles, aunque también sonaban quejumbrosas y repetían las palabras lentamente. Luego empezaron a escucharse furiosas cuando me fui alejando, y se distorsionaron de tal manera que ya no parecían humanas.  No miré hacia atrás en ningún momento, pero por los árboles que me rodeaban vi que del cementerio crecían distintos fulgores y luces amarillas.  

Mi vida bien pudo haber terminado allí, ya fuera al chocar contra un árbol en mi loca huída, o por haber muerto de terror, mas sobreviví, y corriendo salí del bosque. Corrí por aquella campiña hasta que no pude mas y después seguí caminando entre jadeos. No me importaba hacia donde iba, solo quería alejarme de aquel horrible cementerio.  Un poco mas tarde salió la Luna, y al toparme con un arroyuelo sentí que me volvía a orientar. Empaqué esa misma noche y me largué de allí para no volver nunca mas. Algunas cosas es mejor que queden enterradas en el pasado.

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