Capítulo 3

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Le había costado mucho levantarse tan pronto para estudiar, pero al final lo consiguió.No llevaba demasiado bien el examen, pero para aprobar...le serviría. Los exámenes de estudia de su profesor eran odiosos, eran las dos horas más largas del mundo. Ella pensaba que les exigía mucho más de lo que tenía que estudiar, aunque en el fondo sabía que estaba bien y era un buen profesor. Este, se llamaba Raúl y aunque Bea no llevaba bien sus examenes nunca, al final conseguía un cinco. 

Así pasó la mañana, mientras los profesores daban clase a los alumnos, toda la clase menos el empollón de turno estudiaban historia. A Bea se le ocurrió escribir una nota a Marcos, por lo que empezó a pensar: 

Hola Marcos, ¿que tal? Estoy en clase de matemáticas, y bueno, no tenía otra cosa mejor que hacer que pensar en ti. Hace poco que te conozco pero eres de las mejores personas que están ahora mismo dentro de mi vida. Ya sé que suena un poco cursi todo lo que te estoy diciendo, realmente podrías hasta vomitar en la carta (por lo cursi que es) aunque espero que no lo hagas. No quería decir nada en especial, simplemente me pareció un gesto bonito para decirte que me gusta como piensas y lo que haces. Un beso. Bea(triz). 

Mmm, sí, enviaría esto, o lo metería en el correo de Marcos cuando pueda, pero sin que el le vea, le daría mucha vergüenza.

Todo pasó muy rápido,hasta el examen de Historia, que le salió a Bea mejor de lo normal, sería Marcos, que le ayudaría a concentrarse mejor.

Al ir hacia casa pasó por la de Marcos y aprovechó para dejarle la nota en un buzón, se aseguró de dejar bien claro para quién era, por si la intentaba abrir otra persona. Es gracioso como te podía cambiar la vida solamente en una semana, mientras hay veces que pasan meses y sigues igual-pensó Bea.

Al salir del portal, se chocó con alguien:

-Lo siento, perdoname, ha sido todo culpa mía.-Dijo Bea sin pensar.

-No. ha sido todo culpa mía, por cierto, me llamo Pablo, Pablo Pérez, vivo aquí, en el primero a.

-Has dado tu dirección a una persona que no sabes quien es, podría llegar a robarte algún día.

-Muy graciosa, mientras seas tú y no otra persona... ¿cuál es tu nombre?

-Beatriz Callao, aunque me gusta que me llamen Bea- espera, un momento había dicho que se apellidaba Pérez y que vivía en el primero a, entoces era el hermano de Marcos. Se sentía fatal, había pensado que el chico era muy guapo, e incluso en si podía llegar a tener algo con él.

-Bea, lo siento pero me tengo que ir, y antes parecía que tu también te ibas, voy en coche, ¿necesitas que te lleve a algún lado?

-Bueno, no quiero resultar una molestia, me iré andando, además, no te conozco de nada.

-Sí me conoces, te he dado mi nombre y mi dirección. Ahora te toca a tí darme la tuya y que te lleve.

- Está bien, de acuerdo.

          Salieron, y justo en la puerta se encontraba el coche, un mercedes, guau, Bea no sabía que la familia de Marcos tuviera tanto dinero. Hablaron de muchas cosas durante el camino, Pablo tenía 17 años y había comenzado a estudiar una Ingeniería química y de que tenía un hermano llamado Marcos (algo que Bea ya sabía pero prefería no decirlo). Los veinte minutos que duró el viaje habían dado para mucho, Pablo le parecía una persona muy interesante.

          Llegaron y salió del coche, Pablo la acompaño hasta la puerta.

-Bueno, aquí estamos-dijo Bea.

-Sí, bueno, te voy a dar mi número para que me llames algún día, me has caido bien.- Pablo le dijo el número a Bea para que le tuviera, después, ésta, le hizo una perdida para que Pablo también tuviera su número.

-Adiós, encantada de con- Bea no pudo acabar la frase, Pablo la había besado, ¡Pablo!, el hermano de Marcos, el chico con el que "tenía algo" aunque no supiera lo que fuera.

-Ahora sí que me voy.-dijo Pablo al acabar de besarla.- Buenas noches, Bea.

       Bea no podía creerlo, le había gustado el beso, había sido tan perfecto, se notaba que tenía experiencia. Pablo tenía todo lo que le faltaba a Marcos, valor para declararse y besarla, justo el mismo día de conocerla, a la hora estaría mejor dicho, realmente. Y ella sabía que iba a estar pensando en la persona que no tenía que pensar.

GenofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora