3

150 16 0
                                    

(Laurens POV)

     Al despertar quise dormir de nuevo. Quería hacer lo que sea para no recordar lo que había pasado ayer.
     Volví a cerrar los ojos, pero poco después me acordé de que hoy se supone que iba a salir con Peggy. Por una parte quería hacerlo, pero realmente no me sentía capaz de salir de mi cama en ese momento, así que decidí mandarle un mensaje para cancelar eso.

     Luego de mandarle el mensaje, volví a cerrar los ojos. Estuve un rato así hasta que volví a quedarme dormido.

     Pasó eso unas cuantas veces. Despertaba, pero intentaba dormir después de eso. Realmente no quería pensar en nada.

     En un momento me desperté, no porque sí. Escuché el timbre. Me había parecido algo extraño, pero sin pensar mucho más, fui al primer piso sin cambiarme de ropa, porque no me gustaba hacer esperar, y además mi pijama en realidad era sólo una polera y un pantalón de buzo viejos, así que no lo encontré muy necesario.

     Al ya estar en el primer piso, fui hacia la puerta para abrirla.
     Era Peggy.
     Al principio lo encontré raro porque no recordaba haberle dado mi dirección, pero luego recordé que ella ya había venido a mi casa una vez.

     —Hola...—dijo—. ¿Puedo pasar?
     —... Me gustaría estar solo...
     —Por favor, intentaré hacerlo corto...
     —... Está bien...
     La dejé pasar antes de cerrar la puerta.
     Quedamos parados en frente de la entrada.
     —... John... Me estás preocupando un poco... Hace ya un buen tiempo que estás triste... Desde que te conozco que estás triste... Y si bien has mejorado, todavía no te veo feliz...
     Suspiré—. Agradezco que te preocupes... Pero no sé a qué quieres llegar...
     —¿De verdad no puedo ayudarte de alguna forma? ¿O no quieres hablar de lo que pasa?
     —No creo que pueda ahora...
     —¿Pero no puedo animarte de alguna forma? ¿Aunque sea un poco?
     —No creo...
     —Pero... ¿Qué te gusta hacer? ¿Qué te alegra?
     —Peggy, no es necesario...
     —Yo sí lo encuentro necesario.
     —Pero no lo es.
     —John, por favor, quiero ayudarte...
     —No tienes muchas opciones para hacer eso.
     —Entonces hay algunas, y quiero saber cuáles son, por muy pocas que sean.
     —Peggy, no pierdas tu tiempo. Nada que hagas me podrá ayudar, no ahora.
     —¿Cómo sabes? ¿Podrás dejarme intentar al menos?
     —¿Para qué? No va a servir.
     —Por favor...
     —Quiero estar solo.
     —John...
     —Quiero estar solo —interrumpí, ligeramente alterado.
     —Pero...
     —Agh, ¡por favor, Peggy! Necesito estar solo, ¿entiendes eso? ¿Puedes parar? Si quieres ayudarme, véte, déjame solo. No hay otra cosa que puedas hacer. No intentes otra cosa, porque no servirá, estoy seguro. Necesito que te vayas.
     —... Está bien...
     Fue hacia la puerta y la abrió.
     —Cuídate...—dijo antes de salir de la casa y cerrar la puerta.
     Me quedé parado unos segundos, hasta que decidí ir a mi habitación.

     Comencé a llorar a penas volví a acostarme en mi cama.

     No sé por qué le dije todo eso de esa forma. Pude haberlo hecho mucho mejor.

     Intenté calmarme para dormir y dejar de pensar en todo, pero no sirvió. Estuve un buen rato llorando. Me llegó a doler la cabeza en un momento, y no fue poco. Por suerte llegó el momento en el que comencé a calmarme de a poco, y logré dormir un rato después.
     El resto del día no fue muy distinto. En un momento cuando me desperté me dio algo de hambre, así que comí algo antes de ir al baño y volver a mi cama. Después sólo despertaba y dormía de nuevo hasta que ya era domingo. Lo único distinto fue que una vez que desperté no volví a dormir hasta la noche. En el día sólo estaba recostado en mi cama mirando el techo y con suerte fui a comer o al baño. Luego, ya era lunes.

     Caminaba hacia el instituto mirando el suelo en su mayoría. De repente miraba mi entorno para ver si estaba en la dirección correcta y luego volvía a mirar el suelo hasta llegar al instituto y luego ir hacia mi asiento. Ya estando sentado, apoyé mi cabeza sobre mi mano derecha y comencé a ver el suelo.

     —... Hola, John...—escuché a Laf a mi izquierda. No quité mi vista del suelo y no respondí.
     —... Oye...—continuó—. Lo siento por lo del viernes... De verdad... Debí decirte lo que realmente quería hacer...
     —Laf... No tengo ganas de hablar ahora... Menos de eso...—Continuaba mirando el suelo.
     —... Está bien... Lo siento de nuevo... Hasta pronto...
     No dije nada. Creí que se había ido, vi a mi izquierda por un segundo, lo confirmé, y volví a ver el piso.

     Pocos minutos después, Peggy llegó. Se sentó a mi lado, pero no dijo nada.

     Dejé de apoyar mi cabeza en mi mano y dejé también de ver el suelo.

     —... Oye...—dije con la mirada baja—. Lo siento por lo que te dije el sábado... No lo pensé...
     —Está bien, te entiendo... Yo debería disculparme contigo por ser tan insistente...
     —No, no te preocupes por eso...
     —... Me gustaría hablarte de algo... Pero no aquí... ¿No te importaría que fuese a tu casa?
     —No, puedes venir hoy conmigo si quieres.
     —Bueno...

     Miré hacia el frente y el profesor jefe había llegado. Con Peggy no volvimos a hablar en el resto del día de algo que no fuese de las clases.

     Cuando ya era hora de irnos, fui con Peggy a mi casa. No hablamos en el camino.

     Al llegar, nos sentamos en uno de los dos sillones que estaban en mi sala de estar.

     —Entonces...—dije—. ¿De qué quieres hablar?
     —... Tú... A ti quizás te pareció extraño que alguien que apenas te conocía quisiera ayudarte tanto, ¿no?
     —Un poco, sí...
     —Bueno... Hay una razón para eso... También lo es para que yo sea tan insistente...—suspiró—. Yo tenía una amiga muy cercana a mí... Siempre hacía todo con ella... Y... Llegó un momento en el que me di cuenta de que estaba algo triste... Cuando le pregunté sobre eso me dijo que sí, que estaba triste, pero que no quería hablar de eso, y que no me preocupara, cosas así... Y la dejé sola con eso... O sea, igual intentaba animarla de vez en cuando, pero no quería sacar mucho el tema, sentía que se podría enojar o sentir más triste, y no me quería arriesgar a eso... Pero... Un día, ella... Ella no vino a clases...—La voz le comenzó a temblar al decir lo último—. Yo... Yo pensé que se había enfermado o que había pasado algo con un familiar, o cualquier otra cosa... Pero lo que en realidad pasó fue que... Se suicidó...
     Rompió en llanto con las últimas palabras y se tapó la cara con sus manos. Yo la abracé sin decir nada.
     Lo que dijo me tomó por sorpresa completamente.

     Estuvimos unos minutos así hasta que Peggy se comenzó a calmar y nos separamos.

     —Lo siento...—dijo.
     —No, no importa, está bien...
     Suspiró—... Por eso me preocupo tanto... Con quien sea que se sienta triste me preocuparé, porque no quiero que algo así me pase de nuevo a mí o a otra persona... El sábado vine aquí porque después de leer los mensajes te había respondido, pero no contestabas, y me preocupé demasiado... Quería asegurarme de que no había pasado nada malo...
     —... Realmente lo siento... Por eso y por lo que te dije... Debí pensarlo mejor...
     —No, está bien, insistí demasiado...
     —Pero...
     —John —interrumpió—... Está bien...
     No dije nada. Hubo un pequeño silencio.
     —Bueno...—se paró—. Eso era todo... Recuerda que puedes decirme lo que quieras, cuando quieras.
     —Gracias...
     —No es nada.
     Se dirigió hacia la salida y abrió la puerta, pero antes de que se fuera le quise decir algo.
     —Oye...—me apresuré en hablar.
     —¿Sí?
     —... ¿Este sábado a las tres? ¿En la plaza central?
     Sonrió—. Ahí estaré.
     Luego de eso, se fue.

     Necesito superar esto. No puedo estar triste para siempre. Tengo que aceptarlo, seguir adelante... Espero lograrlo pronto.

★★★★★★★★★★★★★★★★★★★

Recuerdos || Lams Modern AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora