epílogo

5 1 0
                                    

El emperador los premiaría individualmente a cada uno de ellos, su victoria fue rápida y gloriosa. Todos se regocijaban por ello.
Pero la sonrisa de Marqués Dilow se borró al llegar a casa.
En la habitación de su hija menor, una lágrima tan pequeña, tenía el sentimiento más grande. Y es que la traición, jamás viene de un enemigo.

 Y es que la traición, jamás viene de un enemigo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
cartas de AmaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora