Tras todo un fin de semana sin hacer nada realmente productivo con mi vida, me despierto un lunes por la mañana dispuesta a comerme el día con toda mi energía positiva. No sabía nada de Rebeca y su posible lío amoroso virtual, Steven tampoco había dado señales de vida en esos días, Sun hizo muchas videollamadas conmigo debido a que sus padres se habían enfadado con ella y no le permitieron venir a mi casa, y Jayden... a pesar de vivir uno al lado del otro, no hubo ni un solo momento donde se dignara a contactarme. He tratado de ignorar este último hecho con todo mi poder mental, pero la realidad es que me molesta mucho.
Al llegar al instituto, sigo mi camino hasta mi primera clase sin dignarme a mirar a nadie. De un momento a otro, me encuentro de muy mal humor, y mi plan de afrontar el día con energía parece estarse yendo por el desagüe. Pasan dos horas en las que trato por todos los medios no dormirme, hasta que llega la hora de lengua y es inevitable caer sobre mi mesa mientras escucho a la profesora Vanesa parlotear sin parar. He llegado a la conclusión de que no es mi culpa dormirme en sus clases, es culpa de ella por tener una voz tan somnífera. Por suerte, uno de mis compañeros, Theo creo recordar que se llama, está ahí para no permitir que se me cierren los ojos. Desde el asiento de atrás no para de dar golpes con sus pies a las patas de mi silla. Me he desplazado tanto hacia delante que ya puedo oler el champú del pelo de la chica frente a mí, y aún así, Theo sigue logrando molestarme.
Cuando veo que la profesora está demasiado centrada en el monitor para mostrarnos algo en la pantalla digital, aprovecho el momento para girarme sobre mi silla y dirigirle una mirada asesina a la persona de atrás. Theo es un chico guapo, rubio rojizo, de ojos azules, cuyas mejillas están inundadas por pequellas pecas que lo hacen ver muy adorable. Él me sonríe de lado, como si estuviera retándome.
—Deberías agradecérmelo —Susurra para después guiñarme un ojo.
—Solo déjame dormir en paz, ¿vale? —Le devuelvo el susurro con un aire de cansancio y dejadez.
—Lo hago por tu bien. Viviana se va a dar cuenta y esta vez te echará de clase.
Me percato de un detalle muy importante. ¿Viviana? Así que ese es el verdadero nombre de esa señora.
—Me haría un favor —Le sonrío cínicamente antes de volverme hacia delante y continuar con mi siesta.
Sin embargo, Theo no se da por vencido. Él se ha acercado más a mi con su mesa y ahora disfruta tirando de los mechones de mi cabello.
Termina la clase y me levanto lo más rápido posible para poder tomar mi tentempié junto con mis amigos. Miro por última vez al molestoso chico que se sienta detrás, y en un gesto muy infantil, le saco la lengua. Él se ríe y hace lo mismo.
Guardo mi estuche, el cual ni si quiera abrí durante toda la hora, y cuando voy a hacer lo mismo con mi cuaderno, me percado nuevamente de un post it rosado asomándose a través de las hojas. Lo despego para leer lo que contiene.
He dejado algo para ti en el antiguo tablón de anuncios de la biblioteca. No me ignores, por favor.
- A.Esta vez no lo arrojo sin piedad al suelo, sino que guardo el papelito en mi mochila junto con todos mis materiales. La curiosidad se ha adueñado de todos mis sentidos, así que en lugar de ir a reunirme con mis amigos en el jardín, pongo rumbo directo a la biblioteca.
Una vez allí, pregunto al profesor que está vigilando el aula dónde se encuentra el antiguo tablón de anuncios, porque sí, no tengo ni idea. Ese lugar solo lo pisaba una vez al año.
El señor de frondoso bigote, que por cierto, era la primera vez que lo veía en mi vida, me mira extrañado mientras me da las indicaciones para que vaya hasta la última estantería de libros, el lugar más alejado de la puerta de entrada. Según él, el tablón se encuentra en la pared de la derecha, difícil de ver si solo vas ahí a buscar un libro o a estudiar. Le hago caso y voy hasta la zona indicada con los nervios un poco revolucionados. El tablón es viejo y está agrietado y descascarillado por todas partes. Contiene algunos anuncios de años pasados colgados en él, como si no quisieran deshacerse de todo ello por los recuerdos que contiene. Me llama especial atención uno donde habla de un evento que se celebró por el día de San Valentín en el instituto, hace tres años.
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Querido admirador secreto
Teen FictionAlison Monroe lleva una vida normal como la de cualquier adolescente de diecisiete años. Ella y su madre viven juntas en una bonita casa de California, al lado de su vecino y mejor amigo Jayden. Un día, una nota llega a sus manos firmada por su nuev...