Para entender el origen de este yokai, primero debemos explicar qué es el «ohaguro». Se trata de una técnica practicada durante el Japón feudal, iniciada a finales del Periodo Heian y abandonada en la Restauración Meiji. Consistía en tintarse lo dientes de negro con una mezcla de vinagre y láminas de hierro. Principalmente lo hacían las mujeres casadas con aristócratas, samuráis, cortesanas y geishas, y era todo un símbolo de madurez y belleza.
A pesar de su espeluznante aspecto, no es peligroso. Tiene forma de hermosa mujer, viste un kimono nupcial y en su rostro esboza una gran sonrisa negra; no tiene más rasgos faciales, ni ojos, ni nariz. Se considera que es una mujer obsesionada con casarse y que no lo logró (hay que tener en cuenta lo importante que era en el Japón feudal que una mujer cumpliera con sus roles de esposa y madre). Se la suele ver por las noches cerca de los templos, sonriendo a los hombres que se sienten atraídos por su figura.
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