CAPÍTULO 4

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Narra Shawn

Acabo de dar mi último concierto del tour, aquí en Inglaterra, y ahora voy a poder disfrutar de mis merecidas vacaciones.

Aun estoy pensando si pasaré mía vacaciones con mi familia, o quedarme con los chicos.

Mientras decidía en donde pasar mis vacaciones, yo ya estaba viajando de vuelta a Los Ángeles.

En todo el camino me la pasé escuchando música, y viendo unas pequeñas bolas de algodón de color blanco y anaranjado.

—Hey Shawn, despierta— me habló Andrew moviéndome de derecha a izquierda para despertarme. Ni siquiera sé cuándo me quedé dormido.

—Sí, ya estoy despierto— dije estirando un poco mis brazos mientras seguía sentado.

—Ya, Shawn, ya llegamos a Los Ángeles, ya levanta ese trasero.

—Ya, mamá— Sonreí y continuamos con nuestro labor.

Salimos del avión con nuestro equipaje y lo metimos a una camioneta negra que nos llevaría a nuestra casa. Por suerte no habían fans, las amo pero necesito descansar.

Llegamos a la casa (Andrew decidió ir con su familia, así que quedé sólo yo) y aventé las maletas a algún lado para tumbar mi cuerpo en el sofá.
Me quité los zapatos y caí en la cómoda.

—Auh— un chillido de mujer sonó por todo el lugar. Me levanté en seguida.

—Aaliyah, ¿Qué haces aquí? -le pregunté al verla en un rincón.

—Yo... Duermo aquí— dijo nerviosa.

—¿Cómo que duermes aquí? ¿Y nuestros padres?— mis cinco sentidos ahora estaban alerta.

—De viaje.

—¿De viaje? ¿Y te dejaron sola?

—Sí me dejaron aquí, por que dijeron que tú me ibas a cuidar en este verano para que te hagas más responsable— se encogió de hombros y revisó su móvil.

—Bueno, entonces te cuidaré.

—Sí, ¿que hacemos?

—Yo voy a dormir, estoy muy cansado.

—¿No me vas a dar de cenar?.

—Preparate algo.

—Pero no tienes nada— hizo puchero.

—Debe haber cereal— me quité la camisa y me fui a mi habitación.

A la mañana siguiente me desperté por un ruido, como si fuera un traste golpeado con algo.
Me levanté de mi cama solo con mis boxers puestos y entré a la cocina.

—Aaliyah, ¿qué haces?— le pregunté algo irritado.

—Como no te despertabas, la única forma era esta— tenía en sus manos una cacerola y una cuchara de madera.

—Bueno, ya estoy despierto, ¿Para que me quieres?.

—Tengo hambre— dejo los utensilios de cocina sobre la barra

—¿Y el cereal?.

—Se terminó.

—Esta bien, me doy un baño y vamos a desayunar -me dí media vuelta y regresé a mi alcoba para darme una refrescante ducha. Las gotas caían sobre mi espalda desnuda, disfrutaba del agua.
Salí y con la toalla enrollada en mi cintura busqué mi ropa y me vestí con una camisa blanca de botones, unos vaqueros, mis tenis y me coloqué mi reloj en la muñeca.

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2020 ⏰

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