Mejor Amigo

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El domingo por la mañana, Tom, como todos los fines de semana salía con Boss de paseo, como ya sabemos, hizo el mismo recorrido de siempre.

Jack desde temprano estaba listo, solo faltaba que Susan despertara. Ella se encontraba amarrada al asiento del copiloto. Sin saber que haría el loco que la tenía retenida, solo se dignó a rezar, que más no podía hacer. Jack se subió al auto, aseguró a Susan con el cinturón y partió a la esquina donde cruzaba Tom. Esperó un tiempo para que Tom apareciera por una cuadra antes de llegar a la famosa esquina, como debía ser. Este pasó por la acera contraria al auto, notando solo al sujeto del pasamontaña. Pensó que era algo normal que ese día hacia frio y estaba nublado. No había muchos autos, ya que todos estaban con resaca por las fiestas de los sábados. Llegó a la esquina y el semáforo estaba en rojo. Jack aprovecho para encender el auto. Dio la luz verde, tanto como Jack y Tom junto a Boss comenzaron a andar, en medio de la calle se paró Boss a olfatear un helado que estaba en el piso, mientras Tom seguía avanzando sin su amigo. Jack notando que su objetivo estaba en la posición aceleró. El ruido de las llantas hizo que Tom se girara para ver que era, pero lo que solo pudo ver es como su perro era atropellado por el auto y notar la cara de Susan que iba de copiloto. El auto se echó a la fuga mientras Tom gritaba el nombre de su amado perro a toda voz. Todas las personas cercanas vieron lo acontecido. Rápidamente se acercaron a ver la escena, encontrándose con un Tom abrazando al cuerpo sin vida de su amigo, sin importarle nada. Una de las personas llamó a un veterinario, el cual es de esperarse llegó 25 min después, cuando el perro ya había sido movido a la acera para que no interrumpiera el tránsito. Tom no podía creer que existiera gente tan mala y desconsiderada con el otro, que solo les importa uno mismo y en sus beneficios.

Se fue junto a los veterinarios. Ahí le explicaron el proceso de entierro o cremación del cuerpo. Tom no dudo en ir a enterrarlo al cementerio, donde su amigo del alma pudiera descansar tranquilo y en paz. Luego de haberle dejado flores, emprendió el camino a casa. Solo, sin ganas, iba por la calle desanimado, ignorando todo el mundo a su alrededor, recordando la escena una y otra vez. En una de esas notó la cara de Susan y paró en seco. No quería aceptar que Susan haya sido cómplice de algo tan horrendo. Sacó su celular y se dirigió a contactos, bajó hasta encontrar el número de Susan, pero este solo lo miró y lo volvió a guardar. Llegando a casa con suerte consiguió llego a la cama, para tratar de dormir y olvidar el dolor que sentía. No sabía cómo actuaria al día siguiente, ya no le importaba ir a clases. 

No es lo que creesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora