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Seunghyun sintió que volvía a respirar libremente en cuánto las puertas de la capilla se abrieron, pero esa libertad se cayó de inmediato para cuando volvió a sentir la mano pequeña de Jiyong colándose entre la suya.

Sintió otro maldito flash, pues claro, Jiyong le había tomado otra foto a los invitados cuando ya todos habían salido y estaban detrás de ellos.

- ¡Esperen! - Los brazos de Jiyong se extendieron tratando de detenerlos a todos para que nadie avanzara. Todos callaron ante semejante grito. - ¿Dónde está el arroz? ¡No hay arroz! ¡El arroz es esencial en una boda! ¡Dónde está mi kilito de arroz! - Los gritos y quejas de Jiyong distorsionaron la visión directa de Seung para transformarla en una imágen en la cuál él le metía todo el kilo de arroz en la boca al menor y lo dejaba amarrado en la esquina más escondida de un sótano.

Si tan sólo...

- Jiyong cálmate, todo está bien. Nada malo va a pasar, es sólo arroz y una superstición - Taeho se acercó a él para acariciar su brazo, rogándole con la mirada que se tranquilizara.

A veces Jiyong era tan dramático.

El menor se giró para mirar a Seung y éste le dió una minúscula sonrisa como forma de tranquilidad, amó tanto esa pequeña y hermosa sonrisa que acercó el rostro para juntar su nariz con la de su ahora esposo.

Seung se controló para no arrancarle la nariz de un mordisco y caminaron hasta los autos para ir a la pequeña fiesta que harían en el patio trasero de la casa de Taeho y Soojoo. Eso antes de partir rumbo a Las Cataratas del Niágara.

Jiyong no paró de hablar durante todo el corto camino hasta la casa, parloteando de cualquier cosa, sacándole foto a todo lo que veía y volviendo al mismo punto: Lo feliz que iban a ser en Las Cataratas.

- Mi amor, ven aquí. Baila con nosotros - Lo llamó Jiyong cuando ya todos estaban haciendo un ridículo baile de un pollo, Seung no se dignó ni a responderle para voltearle los ojos y refundirse más dentro de la sala.

- Es el día de tu boda, ¿por qué tienes esa cara? - Una mano ya arrugada descansó en su hombro. El padre que los había casado.

- Precisamente por eso - Respondió Seung arisco y ambos caminaron hasta la puerta para deleitarse con el penoso baile.

- Deberías estar feliz, muchacho. Una unión que se hizo a la voluntad de Dios - Seunghyun le negó con la cabeza rápidamente. Ese viejo debía estar jugando, no sabía absolutamente nada, hasta él podría salir corriendo si estuviera en sus zapatos.

No estaría entrando a un paraíso, sino al mismísimo infierno.

- No, usted no entiende - Lo miró y luego sus ojos fueron a parar a Jiyong - Él simplemente no se calla, habla todo el maldito tiempo, apuesto a que ni siquiera él recuerda lo que dice de tantas estupideces que suelta. A veces me gustaría solo golpearlo y reventarle la boca para que no la vuelva a abrir por el dolor - El padre dió un paso para atrás al escuchar tales palabras y sobre todo al ver la cara de Seunghyun pareciendo que iba a ejecutar todo lo que dijo en ese preciso momento.

- Padre, siéntase a gusto. Seunghyun necesito hablar contigo - Taeho apareció de repente y el padre rápidamente se alejó. Si creía en los milagros definitivamente.

- De verdad necesita hablar con él - Con esas últimas palabras, se podría decir que salió corriendo para el patio.

- Claramente no entendió - Susurró Seunghyun, se recargó en el marco de la puerta y pensó en estrellar su cabeza contra la parte más sobresaliente.

Until I See You Again - GTOP Donde viven las historias. Descúbrelo ahora