🌻 T 🌻

230 33 20
                                    


El día no podía estar más perfecto; el sol en todo su esplendor y un fresco viento hacían felices a las personas.

Y Seok Jin no podía dejar de ver lo hermoso que se veía Park JiMin siendo despeinado por el viento, mientras sonreía por un chiste que contaba uno de sus amigos.

Seok Jin suspiró. Nunca había conocido a un mortal tan bello como ese.

Era una lástima que él, como Dios, hijo de Zeus, tuviese como opción mirar a Park JiMin a través de un cristal.

Seok Jin lo que más deseaba era bajar a la tierra de los mortales y conseguir el amor de ese bello chico.

—Ten cuidado con lo que deseas, hijo mío —la voz de su padre lo hizo girar con rapidez.

Zeus estaba de pie en el marco de su habitación, tan fuerte e imponente como siempre; su padre era su mayor adoración, claro, junto con su madre y hermanos.

—Padre —lo saludó, inclinando levemente la cabeza—. No deseo nada malo, lo sabes.

—Deseas el amor de un mortal, cuando puedes tener el amor de un Dios —respondió su padre, cruzando los brazos.

Seok Jin bajó la mirada, mordiéndose el labio inferior. Su padre sabía más que nadie que era pretendido por varios Dioses y Diosas del Olimpo, pero para Seok Jin no existía nadie más desde que vio a Park JiMin a través del cristal.

—No hay de qué preocuparse, padre —susurró el menor, alzando de nuevo la vista hacia el Dios mayor—. Sabes que no hay manera de bajar con los mortales.

Zeus sonrió, negando con la cabeza.

—Te equivocas y lo sabes. Hay una forma.

Seok Jin respiró profundamente; lo admitía, sabía que podía bajar al mundo de los mortales, pero el precio, si no conseguía su objetivo, sería caro.

—No quiero cometer el mismo error que mi hermano —comentó, girándose de nuevo hacia el cristal.

JiMin caminaba por el campus de su universidad junto a Kim Nam Joon, su mejor amigo.

El estómago de Seok Jin se revolvió, lleno de celos. Él conocía los verdaderos sentimientos de Nam Joon hacia JiMin, y eso preocupaba y molestaba por partes iguales a Seok Jin.

—Lo que pasó con tu hermano no fue su culpa, Seok Jin —comenzó a explicar el Dios—. Simplemente no logró conquistar a ese mortal porque su corazón estaba vacío, no había lugar para nada que no fuera la ambición y el ego —Zeus caminó hasta llegar junto a su hijo—. Pero no todos los mortales son así y ese chico tiene un corazón puro e inocente... —murmuró, mirando hacia el cristal—. Y si no decides pronto, alguien más puede conquistarlo.

Dicho esto, el Dios se esfumó, dejando solo a Seok Jin.

El rubio se quedó mirando a Park JiMin. Sintió celos al ver como sonreía con Nam Joon.

Seok Jin deseaba que los ojos de JiMin lo mirasen a él, quería provocar esas dulces sonrisas, quería el amor de Park JiMin para él, sólo para él.

Con una profunda respiración, idealizó a su padre y en menos de un segundo, ya estaba frente al Dios mayor, que estaba por comerse una jugosa uva.

—Quiero ir a la tierra de los mortales, padre —anunció, lleno de seguridad.

Zeus se echó la uva a la boca, la masticó y tragó sin quitar la vista de su hijo.

—¿Estás seguro? —preguntó, entrecerrando los ojos.

Seok Jin asintió, de nuevo seguro de sí mismo.

—Muy bien —al pronunciar estas palabras, el cielo se nubló, llenándose de nubes grises, casi negras y un relámpago relució entre ellas—. Al igual que tu hermano, tienes dos semanas para conseguir que tus sentimientos sean correspondidos. Durante ese tiempo, tendrás tus poderes, conservarás tu inmortalidad, por lo que nada podrá herirte físicamente, gozarás de una casa con todo lo necesario y dinero ilimitado —hizo una pausa, en la que su semblante se endureció haciendo de sus facciones aún más imponentes. Un rayo iluminó el cielo repleto de grisáceas nubes y segundos después, el sonido hizo temblar el piso—. Pero si después de ese tiempo, no eres correspondido, serás condenado a vivir en el mundo de los mortales, como un mortal más; sufrirás hambre, sed y te enfermarás como cualquier otro. Te despojaré de tus poderes y tendrás que sobrevivir por tu cuenta propia.

Seok Jin pasó saliva con pesadez, sabía de sobra que su padre le diría eso. Había estado presente la noche en que su hermano pidió bajar a la tierra y había escuchado todo lo que su padre le dijo. Sin embargo, no pudo evitar sentir un nudo en el estómago al recibir él mismo aquellas palabras.

—Soy consciente de ello, padre —dijo con un tono seguro, aunque por dentro se sentía temeroso.

Su padre asintió, chasqueó los dedos y entre ellos apareció un cofre de madera. Zeus señaló el objeto, mirando directamente a los ojos de su hijo.

—Ahí tienes todo lo necesario para pasar desapercibido entre los mortales; documentos, identificaciones oficiales y todo eso —hizo un gesto con la mano, restando importancia—. Desde el momento en que pongas un pie en la Tierra, tu nombre será Kim Seok Jin, hijo de dos empresarios no muy conocidos y estudiante de la universidad de Artes de Seúl.

Seok Jin caminó hasta el cofre, lo abrió y revisó el contenido; estaba todo lo necesario, incluyendo dinero y ropa.

—Gracias padre —sonrió, elevando la mirada hacia el Dios.

—Toma las decisiones, correctas, Seok Jin. No quiero perder un hijo más.

Seok Jin pudo notar el dolor en los ojos de su padre y fue consciente de que sus propios ojos también se llenaron de dolor.

—No lo perderás padre —afirmó, tomando el cofre y poniéndose de pie—. Volveré.

El Dios asintió con una sonrisa tranquilizadora, caminó hasta su hijo y lo abrazó, transmitiendo todo el cariño que le tenía.

Seok Jin, sonrió.

—¿Te despedirás de tu madre y hermanos? —preguntó su padre.

—No, hablaré con ellos cuando vuelva.

—Tu madre me matará —se burló el Dios.

—Como si pudiera —siguió Seok Jin.

Los dos rieron un poco más. Al separarse, Zeus respiró profundamente, recuperando la seriedad en sus facciones.

—¿Listo, Kim Seok Jin?

—Listo.

El cielo se iluminó majestuosamente, un rayo tras otro. Y al tercer rayo, las nubles se desplegaron, dejando que el sol volviera a iluminar y brindar calor a las personas.

Algunas personas comentaron sobre lo extraño que había sido eso, otras muchas ni siquiera notaron el acontecimiento y muy pocas supieron el significado de aquello.

Un Dios había llegado a Tierra. 

Trivia 承  Love [ NamJin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora