Estaba ahí, luego de tanto tiempo admirando a través de un espejo, por fin estaba ahí y no podía creerlo. El viento golpeaba suavemente contra mí, el olor fresco del otoño se colaba por mis fosas nasales y el ruido de las personas hacía mella en mis oídos.
Desde luego, la Universidad de Artes era mucho más grande en persona y por supuesto que se imponía ante mí como lo hacía el Olimpo cada vez que lo admiraba de fuera.
Sin embargo, eran dos cosas diferentes. Porque el Olimpo era mi hogar, un lugar completamente conocido para mí y la Universidad... bueno, eso era algo nuevo.
Podía sentir en mi estómago como todo mi interior se contraía, provocándome diferentes sensaciones que no me resultaban del todo familiares y por tanto, no me agradaban en lo absoluto.
Decidido a no sentir más aquello, caminé a la entrada de la Universidad, mis manos aferradas con fuerza a las correas de mi mochila colgada en mi espalda.
—Pase de estudiante —la voz del guardia me hizo detenerme y el nudo de sensaciones volvió a instalarse en mi estómago.
Por supuesto, la mirada escrutadora del guardia no ayudaba en nada. ¿Qué se supone que me estaba pidiendo?
—Lo tiene justo aquí —una voz suave, dulce y bastante conocida se escuchó junto a mí.
El guardia miró al chico a mi lado, que señalaba a mi mano derecha, en la que, había olvidado, sostenía una tarjeta con mi foto y nombre.
Mi mirada fue hacia el guardia, que me miraba con una ceja alzada y como esperando a que hiciera algo. Escuché una suave risa a mi lado y en un segundo, una delicada mano tomó mi muñeca, alzándola y dejando a la vista la tarjeta que sostenía.
El guardia asintió para luego mirar al chico a mi lado. Él, sin problemas, mostró una tarjeta igual a la mía y luego de bajarla, soltó mi muñeca.
—¿Eres nuevo? —me preguntó, comenzando a caminar.
Decidí seguirlo, obviamente por dos razones; la primera, él había sido la razón por la que estaba ahí, y la segunda, yo no conocía la escuela; no tenía la más mínima idea de a dónde debía ir.
—Sí, algo así —respondí, al llegar a su lado. No me había resultado difícil, pues él tenía unas piernas cortas y tal parecía que cinco pasos suyos, eran dos míos.
—Pues bienvenido —se giró, dedicándome un sonrisa.
Misma que me hizo detenerme. Por primera vez lograba presenciar su bella sonrisa y lo mejor de todo es que esa sonrisa era únicamente para mí.
—Gracias —sonreí de vuelta, antes de mirar mi mano izquierda, en ella tenía el talón de materias, pero lo cierto era que no conocía la universidad y tal vez ahí estaba mi oportunidad para seguir charlando con JiMin—. Disculpa que te moleste, pero, ¿sabes dónde está el taller de artes plásticas?
JiMin alzó las cejas, al parecer sorprendido, pero yo no lograba entender por qué lo estaría.
—¿Artes plásticas? Pensé que estarías en artes escénicas —comentó, alzándose de hombros—. Tu rostro es digno de un actor.
Supe que eso era un cumplido porque anteriormente me habían dicho cosas similares, pero lo cierto era que ningún otro comentario me hizo sentir las mejillas calientes como lo había hecho JiMin.
—Hey, Minnie —una voz grave se escuchó detrás de nosotros.
JiMin se giró, sus labios se curvaron en una hermosa sonrisa y extendió sus brazos a la persona que se acercaba. Supe que era Nam Joon, su mejor amigo, porque incluso cuando lo veía a través de un espejo, mi cuerpo reaccionaba de manera extraña a su presencia y aquella reacción era aún más intensa ahora que estaba a escasos metros de él.
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Trivia 承 Love [ NamJin ]
Hayran KurguSeok Jin es un Dios, hijo de Zeus, que tras años de espiar a Park Jimin a través de un espejo, decide bajar a la tierra de los mortales para conseguir su amor. Sin embargo, no todo es gratis y Seok Jin tiene los días contados para que sus sentimien...